México debate sus estrategias contra las embestidas del nuevo inquilino de la Casa Blanca
Si bien el escenario exigirá capacidades de negociación extraordinarias al Gobierno azteca, expertos destacan el respaldo de su potente relación comercial y las reglas establecidas en el TLC con Estados Unidos.
Por: Jorge Isla | Publicado: Sábado 16 de noviembre de 2024 a las 04:00 hrs.
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DESDE CIUDAD DE MÉXICO
"La clave para enfrentar estos retos es actuar con sangre fría y mucha inteligencia”. El secretario de Economía de México, Marcelo Ebrard, sintetizó así la actitud que buscará aplicar la administración de Claudia Sheinbaum en su relación con Estados Unidos tras la victoria de Donald Trump al término de un cónclave gubernamental la semana pasada para abordar la era que viene a contar de enero.
Y cinco días después, el alto funcionario debió dar muestras de ese manejo respondiendo declaraciones del mandatario electo estadounidense sobre su disposición de aplicar nuevos gravámenes a la economía azteca. “Si tú aplicas el 25% de arancel, yo –que soy tu principal importador junto con Canadá- tengo que reaccionar y también vamos a poner aranceles”, enfatizó Ebrard, quien en su anterior rol como Canciller completó la compleja revisión del tratado entre México, EEUU y Canadá (T-MEC) a fines de 2018.
La experiencia es clave para el desafío que viene, ya que las autoridades mexicanas tienen frescos los tensos episodios vividos durante la primera administración Trump. Una relación que ahora está presionada por factores como la posición del país como el mayor socio comercial estadounidense (16% del total de exportaciones a US$ 378.885 millones a septiembre, superando a Canadá y China) y la escalada de la crisis migratoria. La relación bilateral se instaló como prioridad en México desde la misma noche del 5 de noviembre, cuando su moneda se desvalorizó ante la victoria republicana. Y en los días posteriores la expectación siguió ante hechos como la mayoría obtenida por ese partido en la Cámara de Representantes y el nombramiento en altos puestos de figuras de perfil duro, entre ellos el senador Marco Rubio como secretario de Estado.
“Tras la elección se despejó la duda, pero la incertidumbre apenas comienza. Con esta administración vamos a una montaña rusa y debemos ajustar los cinturones para un viaje con movimientos bruscos”, indicó el exsubsecretario de Economía, Ildefonso Guajardo, clave en la renegociación del T-MEC, en el seminario “Fronteras del Futuro: elecciones, comercio y la nueva era en la relación México-EEUU”, organizado por Sura en la capital azteca la semana pasada.
En la misma instancia, la académica mexicana Viridiana Ríos enfatizó que el cambio en la política norteamericana está lejos de ser temporal tras una "victoria electoral estrepitosa". Por ello, ve necesario "pensar cómo mantener nuestras relaciones comerciales con EEUU, ya no en un esquema de globalización, sino que de regionalización, a donde probablemente va el futuro del comercio”. Esto, junto a políticas que contengan las presiones migratorias y “un pensamiento de largo plazo sobre cómo lidiar con un socio comercial más cerrado”.
Mientras en el corto plazo los efectos inmediatos apuntan a la cotización del peso como variable de ajuste con sesgo a la depreciación –tanto por factores estructurales por las diferencias de tasas, como circunstanciales en función de la dinámica bilateral que establezcan Trump y la presidenta Claudia Sheinbaum- los expertos dan luces respectos de las próximas medidas comerciales de EEUU.
“Donald Trump 2.0 va a tomar acciones hacia transformaciones de fondo en materia económica, integración y análisis de los déficits comerciales. En el primer año, podemos esperar un posicionamiento muy claro hacia una acción proteccionista clara y contundente que tendrá impacto en el comercio a nivel global”, señaló Guajardo.
El factor China
Los expertos coinciden en que un punto decisivo para el futuro de la relación bilateral será la anunciada ofensiva de EEUU contra los intereses chinos. Más ante análisis que señalan que el monto de las inversiones del gigante asiático en México serían muy superiores a las cifras oficiales, tal como consignó un reciente articulo de Financial Times . “El gran tema es la presencia de China en México y va a ser lo más importante para el proceso del T-MEC en 2026. Obviamente, Trump está usando el concepto de renegociación, pero para nosotros la palabra textual es revisión”, subrayó Guajardo.
Más que el entramado de acuerdos comerciales, el head de renta fija e inversiones para la región de Sura Investments, Joaquín Barrera, enfatizó que “a Trump lo que realmente le importa es la ideología, y en aquellos países para los cuales la relación con China sea relevante, será un desafío muy importante seguir negociando con EEUU sin la amenaza de deber poner fin a ciertas relaciones comerciales, lo que va requerir gran temple y coordinación política".
Eso si, llamó a tener presente que no "necesariamente cualquier inversión china va a ser escrutada por EEUU, sino más bien aquellas relaciones comerciales que perciba como amenaza a su seguridad nacional o salte alguna regulación”.
El test de la revisión del TLC
¿Qué tan perjudicado resultará México en la nueva era de Trump? Una prueba de fuego será la próxima revisión de T-MEC en 2026, proceso convocado por presión del mandatario estadounidense en su primer período. “Sin lugar a dudas, Trump va a aprovechar ese espacio para presionar a México en otros ámbitos como migración y seguridad, y seguramente va a poner algunas condiciones”, opinó Joaquín Barrera.
Sin embargo, el ejecutivo descartó un virtual fin del T-MEC: “va a continuar, tal vez con algunos ajustes, pero es importante que el Gobierno mexicano tenga la inteligencia de negociar con un actor tan confrontativo como Trump. Si se endurecen las relaciones, más de algo podrá verse afectado, pero son países que dependen el uno del otro y veo difícil que se llegue a romper algo estructural en el comercio entre ambas naciones”.
En la misma línea, Guajardo consideró que ante la embestida proteccionista que se espera desde EEUU, “aquellos países que tienen acuerdos de libre comercio -como México y Corea del Sur- podrán utilizarlos para salvarse de estas medidas y tener cobertura para seguir exportando sin arancel cumpliendo la regla de contenido de los tratados”.
Poniendo como ejemplo el caso de la industria automotriz, mientras las posibilidades apuntan a que EEUU aplicaría impuestos de entre15% y 25% a los vehículos producidos en Europa y Asia, destacó que México en su negociación del TLC para ese mercado “hizo un paraguas de protección para poder seguir exportando vehículos que cumplan con la vieja regla del NAFTA original y continúe beneficiándose de un arancel de nación más favorecida del 2,5%”.