Una vez despejada la incertidumbre sobre el futuro político
de Estados Unidos, los inversores realizan nuevos ajustes en los mercados
financieros. La reacción inicial se traduce en avances para el dólar, en el
consiguiente freno del precio del petróleo, y en una corrección en los bonos.
La ausencia de sorpresas en las elecciones presidenciales de
Estados Unidos apenas provoca un moderado reajuste de los ajustes previos
realizados en los mercados financieros antes de confirmarse el triunfo de
Barack Obama.
En la reacción inicial de los inversionistas destaca la
revalorización que experimenta el dólar. La divisa estadounidense se aprecia
más de un 1% respecto al euro, que fija su cambio en 1,281 dólares.
Los operadores del mercado de divisas reflejarían de esta
forma la previsión de que Barack Obama impulsará, si cabe aún con mayor
determinación, los planes de ayudas adoptados para intentar sacar de la crisis
a la economía de Estados Unidos.
Esta misma perspectiva, la que habría servido para acelerar
la remontada de las bolsas en la última semana, favorece también el freno en la
demanda de activos tan 'defensivos' como los bonos públicos.
La bajada en su precio se traduce en subidas en la
rentabilidad del bono estadounidense a dos años, desde el 1,37% hasta el 1,44%.
El yield del bono a diez años también comparte esta misma tendencia, con un
repunte del 3,72% al 3,77%.
La recuperación del dólar ayuda de paso a mantener el freno
en el precio del petróleo. La cotización del barril tipo West Texas baja más de
un 4%, bajando claramente de los 68 dólares.
Los descensos predominan también en el resto del mercado de
commodities. El oro baja, de forma mucho más moderada, un 0,34%, hasta los 754
dólares la onza, mientras que el precio del cobre se desinfla cerca de un 4%.