Dios parece estar ensañándose con los conservadores estadounidenses. En el mismo día en que Donald Trump obtuvo la nominación republicana, Roger Ailes, el legendario creador de Fox News, era sacado de su cargo.
El ascenso de Trump puede haber sorprendido al mundo, pero es difícil imaginar que su mensaje pudiera haber tomado fuerza sin el trabajo de Ailes.
Derribado por acusaciones de acoso sexual de una ex presentadora de Fox, el ex director del canal de noticias ha sido el mago tras bambalinas para más de dos generaciones de candidatos presidenciales republicanos, autoridades conservadoras e intelectuales. Fue el creador y destructor de ambiciones, el Shiva del conservadurismo estadounidense. Sin Ailes, Rupert Murdoch habría sido una figura mucho menos potente en EEUU.
De hecho, el timing de los últimos eventos tuvo un fuerte componente teatral. El lema de la convención de Trump fue tomado explícitamente de la exitosa campaña presidencial de Richard Nixon de 1968, que se basó en la idea de la ley y el orden, y que fue orquestada por un joven Ailes. Esa fue la elección que lo lanzó al escenario nacional, con 27 años. Ailes llevó a Nixon a un rincón y le dijo “usted no le agrada a la cámara”, en referencia a su notorio debate televisivo con John Kennedy en 1960. “Es una pena tener que usar trucos como la televisión para ser electo”, respondió Nixon. “La televisión no es un truco”, respondió Ailes. “Y si eso piensa, volverá a perder”. El rol de Ailes quedó retratado en el clásico libro “Cómo vender un Presidente”.
De raíces obreras, Ailes ha descrito su crianza como “Dios, patria y familia”. Esos valores de pueblo pequeño siempre han impulsado sus políticas. Pero su genio como figura mediática y consultor político se construyó en algo más profundo: una visión psicológica del resentimiento profundo de la clase media estadounidense hacia las élites liberales urbanas.
Era una disposición mental que él detectó en Nixon. También asesoró a otros dos presidentes, entre ellos George HW Bush, y figuras como Rudy Giuliani, el ex alcalde de Nueva York. Fue Ailes quien propuso y filmó los célebres anuncios de Willie Horton en 1988 que ayudaron a destruir las opciones presidenciales de Michael Dukakis y elegir a Bush padre. Como en la campaña de 1968 de Nixon, y como el “hacer a Estados Unidos seguro nuevamente” de Trump, los anuncios de Willie Horton apuntan al temor de los blancos a los criminales negros.
Pero fue sólo tras el lanzamiento de Fox News, que celebrará su cumpleaños número 20 en octubre, que Alies comenzó a cambiar el escenario político de Estados Unidos.
Algunos comparan la influencia de Fox con el programa de radio diario de Rush Limbaugh o con la página web Drudge Report de Matt Drudge. Pero la habilidad de Fox para dictar una opinión dominante es mucho mayor. Con beneficios anuales por US$ 1.000 millones, Fox News recauda más dinero que cualquier otra operadora de televisión por cable y red de canales de noticias, combinados. Ningún canal puede hacer o deshacer a un aspirante a la presidencia como Fox. Los candidatos lanzan sus apuestas desde sus estudios y cuando no hay elecciones se ganan su sustento como asesores pagados de Fox. Entre otros, Newt Gingrich, Mike Huckabee, Rick Santorum, John Kasich y Giuliani han sido empleados por el canal.
Una excepción es Trump, cuya relación de amor-odio con Fox surgió en un duelo público con Megyn Kelly, su presentadora más calificada, a la que Trump describió como una “mujer florero”. Su reconciliación fue negociada por Ailes este año pero sólo luego de que Trump boicoteara el debate presidencial organizado por Fox.
El magnate neoyorquino es la primera gran figura republicana en enfrentarse a Ailes y salir ileso, o incluso beneficiado. Su ascenso es quizá la señal más clara de que la influencia política de Fox News ha dejado su peak atrás. Trump sigue disfrutando del apoyo de presentadores reconocidos de Fox, como Bill O’Rilley y Sean Hannity. Pero a diferencia de sus predecesores, Trump siempre puede recurrir a otro medio, Twitter, que ha sido su principal herramienta de publicidad.
Nixon probablemente habría desestimado a Twitter, como hicieron muchos de los rivales de Trump. Pero como muestra Ailes, el éxito político requiere dominar los medios de la nueva era. Por eso es adecuado que el “genio malvado” de la televisión ceda su espacio a nuevas tecnologías.