Por James Crabtree
Mumbai
Cuando se instale en su oficina en el piso 19 del Banco Reserva de India por primera vez el miércoles, Raghuram Rajan será recibido por una vista tranquila del puerto de Mumbai y las montañas. Pero mientras contempla su nuevo rol como gobernador del banco central, el dilema que enfrenta su país no podría ser menos tranquilo.
Rajan es uno de los hijos más célebres de India: un brillante economista de la Universidad de Chicago que obtuvo un especial renombre como uno de los pocos en su profesión que previó la crisis financiera global. Pero a principios del año pasado recibió una inesperada llamada telefónica pidiéndole dejar Estados Unidos y regresar a casa, primero como asesor del primer ministro, Manmohan Singh, y, a principios de agosto, como el mayor regulador financiero del país.
El nombramiento atrajo atención global debido al importe intelectual de Rajan, pero más particularmente debido a que lo arrastró al corazón de los crecientes problemas económicos de India. Su alguna vez impresionante tasa de crecimiento se ha desplomado, mientras que los temores de una reducción del alivio cuantitativo de la Reserva Federal de EEUU han derrumbado a la rupia, elevando las preocupaciones de que la tercera mayor economía de Asia pudiera estar ad portas de una genuina calamidad financiera.
Como resultado, India está en la vanguardia de una ola de crisis que golpean a los mercados emergentes, haciendo que Rajan sea una figura crucial en la batalla global por detener las turbulencias que afectan a los mercados financieros en Mumbai y Sao Paulo, extendiéndose al resto, y dañando a la recuperación mundial.
La última vez que India enfrentó serios peligros financieros fue durante su contracción de balanza de pagos en 1991, el año en que Rajan terminó su doctorado en el Massachusetts Institute of Technology (MIT) y se trasladó a la famosa facultad de economía del libre mercado de Chicago. Su trabajo ahí se enfocó en las complejidades de los mercados financieros, lo que significó ganar el premio Fischer Black al mejor académico en su campo menor de 40 años, y en 2003 obtuvo un puesto como el economista jefe del Fondo Monetario Internacional (FMI) más joven de la historia.
El profeta de la crisis
Sin embargo, más que nada, su reputación de ortodoxo y pensador creativo viene de un documento que presentó en el cónclave de banqueros centrales en Estados Unidos dos años después, donde advirtió de los riesgos presentados por la creciente securitización financiera, con el ex secretario del Tesoro de Estados Unidos, Larry Summers, atacándolo por su “premisa básica y levemente ludista”.
Con la caída de Lehman Brothers y una menor fe en los mercados eficientes, los presagios de Rajan parecían más aptos que nunca, lo que le dio prestigio como un profeta del colapso financiero. “Aquí estaba un tipo de las finanzas de Chicago yendo a la jaula del león cuando el mundo estaba enamorado de las altas finanzas, y diciendo que quizás los mercados iban a estallar después de todo”, dijo Arvind Subramanian, autor de documentos con Rajan. “Fue algo muy valiente de hacer”.
Al hablar con los que lo conocen bien, aparecen las mismas descripciones positivas. “Lo que es destacable de Raghu es que todos quieren que tenga éxito”, comentó Jayant Sinha, compañero de la universidad. “Los economistas súper estrellas como él son con frecuencia resentidos o arrogantes y despectivos. Pero él es considerado y amable e inspira una tremenda lealtad”. Otra persona lo compara con su crítico de 2005: “Raghu es tan brillante como las personas como Summers, pero mucho más amable y es más un jugador en equipo. Todos lo quieren”.
Dicho eso, Rajan no está exento de críticos, con algunos de ellos poniendo en duda su capacidad de conducir a India a través de la tormenta. El economista Paul Krugman lo ha reprendido por un enfoque excesivamente cauteloso; él fue un escéptico temprano de la política expansiva, por ejemplo. Otros temen que ahora tenga problemas para navegar en el laberinto de las burocracias de India, especialmente después de estar tanto tiempo lejos de casa.
Hay preocupaciones, también, sobre cómo un hombre acostumbrado a la adulación de celebridades académicas podría lidiar con la impopularidad que con frecuencia se asocia a los banqueros centrales en momentos de agitación. “¿Tendrá la valentía de encarar a los políticos, incluso si eso significa subir las tasas como (el ex presidente de la Fed Paul) Volcker hizo”?, preguntó una persona que lo conoce. “Tendremos que verlo”.
Altas expectativas
Las expectativas son altas. “Él ha estado afuera en el mundo en el FMI, viendo cómo otros países caen en el abismo y salen de él”, señaló Kenneth Rogoff, quien fue el antecesor de Rajan en el Fondo. “E incluso si hay una crisis a gran escala, e India necesita pedir ayuda, él será un gran activo. Es el estándar de oro desde el punto de vista de los bancos internacionales”.
Eswar Prasad de Cornell coincidió con Rogoff: “será un extraordinario y desafiante acto de equilibrio administrar la economía, que es terriblemente compleja, pero también la política”, acotó. “Pero creo que Raghu disfruta estos tipos de desafíos y la sensación de estar en primera línea cuando India necesite ayuda es especialmente poderoso para él. India tiene suerte de tener alguien como él en este momento”.