Por Louise Lucas
Ciertamente se necesita mucho para arruinar el apetito de los inversionistas por acciones de alimentos y bebestibles.
Ayer, Nestlé and Diageo, dos de las mayores y más brillantes estrellas en el firmamento de consumo, no cumplieron las expectativas e informaron preocupaciones en los mercados emergentes cuyo embriagante crecimiento han impulsado su desempeño -y valuaciones- en años recientes.
No importa. El dúo, con capitalizaciones bursátiles de US$ 225 mil millones y
US$ 76 mil millones respectivamente, vio que sus acciones terminaron el día con alzas. “Las personas simplemente no quieren vender”, dice Charlie Mills, analista de Credit Suisse. “¿Por que qué otra cosa se puede comprar?”.
Es una pregunta que se está haciendo cada vez más a medida que las valuaciones del sector se alejan del mercado más amplio, en cerca de 17 ó 18 veces las acciones del próximo año, y el premio actual es cerca de 50%. Pero otras acciones no son la única comparación que los inversionistas tienen en mente. Las cualidades defensivas de los alimentos de consumo, crecimiento de ganancias consistente y un rendimiento de los dividendos de 3% a 4%, confieren un estatus de cuasi bono soberano a sus acciones.
Eso significa, en momentos en que US$ 20 billones de bonos soberanos están teniendo un rendimiento menor a 1% según Bank of America Merrill Lynch, que el sector se está perfilando como un beneficiario clave de la gran rotación desde los bonos a las acciones.
Otras categorías tradicionalmente defensivas, entre tanto, están pareciendo un poco menos convincentes. Las empresas farmacéuticas enfrentan un abismo de patentes y más competencia de genéricos más baratos. Las compañías de telecomunicaciones están reduciendo los dividendos debido a la caída por largo tiempo de las ganancias e ingresos.
Los retailers de alimentos, entretanto, están luchando con consumidores europeos débiles. Pero los manufactureros de alimentos, como la suiza Nestlé, la francesa Danone y la anglo-holandesa Unilever, tienen “muchas cualidades similares a los bonos”, afirma James Edwardes-Jones, analista de RBC Capital Markets.
Las ganancias, asegura, “no se mueven mucho”, y el crecimiento de los ingresos generalmente se ubica en 5% a 7% al año. Y, a diferencia de algunos soberanos, no tienen un alto ratio de deuda versus capital, con un múltiplo promedio europeo de deuda neta/ganancias de 1,5 veces antes de ebitda.
Hay riesgos potenciales. China, molesta por la histeria de sus ciudadanos por leche de bebé extranjera, podría imponer una prohibición. Los gobiernos del mundo occidental, agotados por crecientes presupuestos de salud y mayores costos de obesidad, podrían decidir hacer algo similar con las gaseosas.
Sin embargo, para muchos la posibilidad de que estas cosas pasen son cercanas a cero. Al final del día, según Jamie Isenwater, analista de Deutsche Bank, “mientras la gente necesite comer, todo debería estar bien”.