Por Peter Spiegel
El representante de Brasil ante el directorio ejecutivo del Fondo Monetario Internacional (FMI) se abstuvo de aprobar la nueva contribución de 1.800 millones de euros del fondo para el rescate de Grecia esta semana y emitió una crítica punzante argumentando que Atenas podría ser incapaz de pagar sus préstamos de rescate.
Paulo Nogueira Batista, quien representa a once países de Centro y Sudamérica en el directorio del FMI, dijo que las dificultades políticas y económicas de Grecia ”confirman algunos de nuestros peores miedos,” y añadió que los propios economistas del Fondo estaban haciendo suposiciones “demasiado optimistas” sobre el crecimiento económico y la sostenibilidad de su deuda.
“La interminable depresión económica y los graves niveles de desempleo han dado lugar a desacuerdos políticos,” escribió Batista. “La percepción generalizada de que la dificultad provocada por las políticas draconianas de ajuste no está dando frutos ha socavado aún más el apoyo público para el programa de ajuste y reforma”.
Los países en desarrollo que son miembros del FMI se han mostrado incómodos por mucho tiempo con los enormes recursos del Fondo que han sido dedicados a la crisis de la eurozona. Brasil, en particular, ha expresado preocupación de que una organización destinada a ayudar a los países más pobres se está utilizando para apuntalar a algunas de las economías más grandes del mundo. Pero la abstención y fuerte declaración de Batista es una de las posturas más rígidas que se han asumido desde que el plan de rescate griego se inició hace tres años.Las declaraciones ocurren luego de que el FMI publicó un informe pidiendo a los países de la eurozona una contribución adicional para el rescate griego y que consideraran grandes amortizaciones de los préstamos de rescate con el fin de reducir la deuda a niveles más razonables.