Los ocho candidatos a ser el próximo secretario general de Naciones Unidas postularon por primera vez al trabajo en público, un proceso que buscaba mayor transparencia pero que en última instancia dependerá de un acuerdo entre Estados Unidos y Rusia.
En un esfuerzo para desviar el proceso de selección de los acuerdos secretos, los candidatos expusieron ante la Asamblea General de la ONU en una presentación de diez minutos seguida de sesiones de dos horas de preguntas y respuestas.
Por primera vez en los 70 años de historia del organismo, las ocho personas que han lanzado candidaturas -entre ellas Helen Clark, ex primer ministra de Nueva Zelanda, e Irina Bokova, ex ministra de Relaciones Exteriores de Blugaria- también participaron en eventos públicos destinados a generar un debate más amplio sobre sus visiones. Además, se publicó una lista de candidatos declarados.
Sin embargo, los cinco miembros permanentes del Consejo Seguridad de la ONU todavía tienen un veto sobre la decisión, y Estados Unidos y Rusia tendrán una voz decisiva en el reemplazo de Ban Ki-moon.
Como resultado, los candidatos enfrentaron la delicada tarea de encontrar una forma de hablar sobre problemas globales importantes sin ofender a Washington o a Moscú.
“Hay mucha más transparencia esta vez, pero eso no altera el juego político fundamental, que al final terminará en manos de Estados Unidos y los rusos”, dijo Richard Gowan, un experto en temas de la ONU. “Si cualquiera de los candidatos decía algo remotamente controversial sobre el proceso de paz del Medio Oriente, Israel, Siria o Ucrania, van a estar en el siguiente vuelo fuera desde JFK”.
El proceso de selección este año gira en torno a dos temas. El primero es un empuje -liderado por Colombia y ahora apoyado por un cuarto de los miembros de la ONU- para tener a una mujer en el cargo. La mitad de los ocho candidatos hasta ahora son mujeres. El otra es un entendido de los gobiernos de Europa del este de que es su turno de nominar al secretario general; seis de los ocho postulantes provenien de esa región.
El Consejo de Seguridad espera realizar una encuesta informal este verano, con una decisión final en septiembre u octubre, aunque el proceso podría alargarse. Los diplomáticos dicen que el escenario todavía está muy abierto en esta fase, aunque los dos candidatos considerados leves favoritos son Bokova, que lidera Unesco, y Clark, quien administra el Programa de Desarrollo de la ONU.
Otros postulantes aún pueden entrar a la carrera, especialmente si ninguno de los actuales ocho gana el apoyo suficiente. Si Bokva se debilita, los diplomáticos dicen que Kristalina Georgieva, la búlgara que es vicepresidenta de la Comisión Europea, podría emerger como una contendora fuerte, aunque ella ha descartado postularse.
Kevin Rudd, ex primer ministro de Australia, también ha sido mencionado, aunque podría ser considerado demasiado cercano a EEUU para recibir el apoyo de Rusia o China, también miembro permanente del Consejo de Seguridad.
EEUU ha sido criticado por su fuerte intervención para asegurar las nominaciones de Kofi Annan en 1997, bloqueando efectivamente a Boutros Boutros-Ghali, y en 2006, cuando se eligió a Ban. Se cree que Rusia quiere un candidato de Europa del este, mientras que EEUU estaría feliz de abrir el concurso.
Vitaly Churkin, embajadora rusa en la ONU, dijo que las audiencias públicas podrían influenciar la decisión final. “Es importante para nosotros que el próximo secretario general cuente con el apoyo más amplio posible entre los miembros de Naciones Unidas”, dijo.