Por David Gelles
El fin de semana antepasado, Charlie Ergen estuvo recluido en las oficinas de Barclays en Times Square, preparando una oferta para comprar Sprint Nextel por US$ 25.000 millones. Cuando llegó la comida para un equipo falto de sueño, el presidente de Dish Network la rechazó. Pidió un completo a un vendedor callejero: dijo que era más barato.
Sus prosaicas preferencias culinarias reflejan la frugalidad, independencia y toque de persona común que han convertido a Ergen, de 60 años, en el magnate mediático más raro de su generación, aunque detrás de esta fachada hay un operador despiadado. Ex jugador profesional de póker que infunde temor a sus empleados y confunde a sus rivales, Ergen ha hecho una carrera de decisiones comerciales contrarias al sentido común y dura competencia por los precios.
Con su oferta por el grupo estadounidense de telecomunicaciones Sprint, Ergen ha hecho su mayor apuesta a la fecha. Al unir el servicio de televisión satelital de la firma que cofundó con la empresa de celulares de Sprint, refundaría la forma en que los estadounidenses consumen los medios, y salvaría a Dish, con una capitalización de mercado de US$ 17.000 millones, de la atrofia. Al mismo tiempo, atacaría una propuesta de su par millonario japonés Masayoshi Son, cuyo SoftBank ya acordó comprar Sprint por US$ 20.100 millones.
Ergen dice que quiere mejorar el servicio y reducir costos. La historia indica que esto simplemente es el tipo de batalla que le encanta enfrentar.
Nacido en Oak Ridge, Tennessee, el autodenominado “chico del campo” aún tiene un acento sureño. Estudió Finanzas en la Universidad de Tennessee. En 1980, junto a su amigo de póker Jim DeFranco fundó EchoStar, una firma de televisión satelital en Colorado, donde las Montañas Rocallosas privaban a usuarios rurales de las señales de la televisión terrestre.
EchoStar despegó y en 1996 lanzó Dish, actualmente la tercera empresa de televisión pagada de EEUU, con 14 millones de usuarios.
La creación de Dish le creó a Ergen una lista de enemigos entre los magnates mediáticos. En 2001, News Corp acordó la compra de DirecTV, su rival directo, pero Ergen liquidó el acuerdo en el último minuto con una oferta de
US$ 28.000 millones que anticipó la oferta de la semana pasada por Sprint. Ganó, aunque los reguladores bloquearon la operación.
Más recientemente, Ergen ha enfurecido a las emisoras al introducir Hopper, que permite a los suscriptores de Dish evitar la publicidad. ABC, CBS y NBC lo demandaron.
Ergen está acostumbrado. Enfrenta otras dos demandas del gobierno por las tácticas de telemarketing de Dish, que el sitio web 24/7 Wall St recientemente calificó como “la firma más malvada de EEUU”. Su personal marca tarjeta con su huella digital, que alerta a los ejecutivos cuando llegan atrasados.
El directorio incluye a Candy, su mujer por más de 30 años. Han vivido en la misma casa en Denver por dos décadas y criaron cinco hijos. Hasta hace poco compartía las habitaciones de hotel con sus colegas y firmaba todos los cheques de más de
US$ 10.000. “Mi madre creció en la Depresión”, explica.
Con más de la mitad de su fortuna en acciones de Dish, su destino depende de la oferta de Sprint. “Estamos aprovechando oportunidades y tomando riesgos”, dice. “Estás hablando con un presidente dispuesto a arriesgar su valor neto en la compañía”.
Ergen asegura que no tiene mentores; aprendió sus capacidades comerciales apostando. El Blackjack le enseñó que siempre hay una acción correcta y una equivocada. Con Backgammon aprendió a anticiparse varios pasos más adelante. Gracias al póker sabe blufear y usar las emociones del resto a su favor. “Fue mi segundo MBA”, explica.
Aún juega. Cuando contrata un ejecutivo, lo invita a jugar una mano. Usualmente “les quita hasta el último dólar”, según un amigo.