Por Tobias Buck, Madrid
El club de fútbol español Barcelona es el actual campeón de su país y tiene una de las mejores alineaciones de juego. Entre sus jugadores está Lionel Messi, elegido cuatro veces el mejor jugador de Europa, y Neymar, el delantero brasileño que se unió al Barça tras un pago de 57 millones de euros (US$ 76,2 millones) este verano boreal.
Por otro lado, el Málaga -equipo que enfrentó al Barça el fin de semana pasado- ha simbolizado los excesos como muy pocos. Durante la última temporada, el club de escasos fondos no fue capaz de pagar los salarios de sus jugadores. La asociación europea de fútbol (UEFA) dijo que las finanzas del Málaga estaban tan desordenadas que le prohibió participar en competencias europeas este año.
Málaga perdió a su muy respetado entrenador (el chileno Manuel Pellegrini) junto con gran parte del mejor talento en la cancha. El mejor jugador del equipo, Isco, fue adquirido por el Real Madrid por 30 millones de euros, mientras que sus compañeros de equipo partieron a Francia, Italia, Portugal y Grecia.
La caída en desgracia del club se refleja en las canchas de todo el país. La crisis económica española ha causado estragos en La Liga, la famosa primera división del fútbol español, a medida que batalla para emerger de un ciclo de altibajos impulsados por la deuda que golpeó al fútbol tal como lo hizo con el país.
Agobiados por las deudas por casi 4.000 millones de euros en los clubes de primera y segunda división, los equipos han sido obligados a vender jugadores, postergar planes para nuevos estadios y recortar el gasto de donde puedan. A pesar de los esfuerzos, 18 de los mejores equipos han puesto su gestión en manos de administradores durante los últimos cuatro años, lo que incluye a Deportivo La Coruña y Real Betis.
Javier Tebas, presidente de la liga española, compara esto con el boom inmobiliario español: “el sector se infló. Creció a través de deudas. Luego la crisis terminó con todo este dinero y nos estranguló económicamente”.
Tebas fue elegido en el cargo este año, con un mandato para poner a La Liga en buen pie económico. Bajo un duro nuevo régimen, los clubes están siendo obligados a reducir su deuda, saldar los cientos de millones en impuestos impagos y abstenerse de derrochar en jugadores estrella.
Los resultados han sido sorprendentes, pero dolorosos para los hinchas. Atlético de Madrid tuvo que vender a su delantero estrella Radamel Falcao al Mónaco por 60 millones de euros; Valencia CF vendió a Roberto Soldado al Tottenham Hotspur por 30 millones de euros; mientras que el Sevilla perdió dos de sus mejores jugadores con el Manchester City por un total de 45 millones.
El diario El País lamentó esta “liga del éxodo”, señalando que al menos 30 jugadores abandonaron el campeonato, un récord. Para Tebas esto es una señal de que el nuevo sistema está funcionando. Excluyendo los datos de Real Madrid y el Barcelona -que juegan en una liga financiera distinta- los mayores equipos españoles han rebajado sus pérdidas anuales desde 200 millones de euros en la temporada 2011-12 a menos de 40 millones de euros este año. La próxima temporada, dijo Tebas, las pérdidas colectivas caerán a 10 millones de euros.