¿Es EEUU una democracia? Esta semana los legisladores decidieron cerrar una parte del gobierno federal en lugar de permitir que una ley de salud promulgada entre en vigor en el momento acordado. Pueden ir más lejos: si no votan para elevar el llamado “techo de la deuda”, EEUU podría dejar de pagar la deuda gubernamental, un destino mucho más nefasto que el cierre del gobierno o el secuestro fiscal.
Si la oposición se prepara para infligir semejante daño a su propio país, entonces cabe preguntarse si han desaparecido los controles que permiten que funcione una democracia. ¿Por qué ha sucedido esto? ¿Cuál podría ser el resultado? ¿Qué debe hacer el presidente?
La primera pregunta es la más desconcertante. Los republicanos están haciendo todo esto con el fin de impedir una modesta mejoría en el peor sistema de salud de cualquier país de altos ingresos. La Ley de Protección al Paciente y Cuidados de Salud Asequibles (conocida como “Obamacare “) se inspira en la ley que se introdujo en 2006 en Massachusetts por el entonces gobernador Mitt Romney.
Sus objetivos aparentemente criminales son los de cubrir 32 millones de personas sin seguro médico y asegurar la cobertura para aquellos individuos con condiciones preexistentes. Es cierto que el programa es complejo; sin embargo, intenta mejorar un sistema defectuoso. El hecho de que la mayoría de las personas obtengan su seguro de salud por medio de sus empleadores es un obstáculo a la flexibilidad del mercado laboral, ya que complica las decisiones relacionadas con dejar un empleo, particularmente para las personas con condiciones médicas crónicas. Es una forma de servidumbre.
Comparemos el sistema de salud de EEUU con el de otros grandes países de altos ingresos. EEUU gasta el 18% de su Producto Interno Bruto en salud en comparación a 12% para el país que le sigue en gastos más altos, Francia. El sector público de EEUU por su cuenta gasta una mayor proporción del PIB que Italia, el Reino Unido, Japón y Canadá, y aun así muchas personas se quedan sin cobertura. El gasto de EEUU per cápita es casi 100% más que en Canadá y 150% más que en el Reino Unido. ¿Qué obtiene EEUU a cambio? La esperanza de vida al nacer es de las más bajas de estos países, mientras que la mortalidad infantil es la más alta. Los años potenciales de vida que pierden las personas menores de 70 años son también mucho mayores. Para los hombres esto debe ser en parte debido a las muertes violentas. Pero también lo es cierto para las mujeres.
La idea de que hay que cerrar el gobierno – o correr el riesgo del incumplimiento – para detener la implementación de un seguro universal, que otros países de altos ingresos dan por sentado, parece un locura. Posiblemente esto demuestra lo mucho que algunos republicanos odian a Barack Obama. La mitad de los legisladores que pidieron a John Boehner , el vocero republicano de la Cámara de Representantes, que retire los fondos necesarios para la ley de salud provienen del “sur profundo”. Su disgusto por el gobierno federal puede también ser parte de la explicación.
Los republicanos posiblemente no temen que el programa fracase, sino más bien de que éste tenga éxito, consolidando así la credibilidad del gobierno. Entonces, ¿qué pasa ahora? Los cierres son relativamente predecibles. También han ocurrido antes. Goldman Sachs señala que “el cierre más largo equivalente a la situación actual se produjo en 1995 y duró cinco días.”
Goldman estima que cerca de 800,000 empleados federales se pondrán en cesantía laboral. Sólo las actividades financiadas por designaciones específicas de parte del Congreso – cerca de un tercio del gasto federal – se verán afectadas; un poco más de la mitad de las actividades dentro de esta categoría probablemente estén exentas.
En las categorías no exentas, los salarios de los empleados se cancelarán durante el cierre, pero la mayoría de las adquisiciones de bienes y servicios se pagarán eventualmente. Sin embargo, esto será un inconveniente. Por lo tanto la mayoría de los analistas suponen que el cierre no durará mucho tiempo. Goldman estima que el cierre de dos días podría reducir el crecimiento en el cuarto trimestre en 0,1 punto porcentual a una tasa anualizada, mientras que una semana de cierre costaría 0,3 punto porcentual.
Límite de endeudamiento
Consideremos ahora el techo de la deuda. Según Goldman, sin un aumento en el techo, el Tesoro ya no será capaz de emitir deuda a partir del 17 de octubre y agotará su efectivo para finales de mes. Existe mucha confusión acerca de lo que sucedería si el Tesoro se queda sin dinero y no puede aumentar su deuda pendiente. La visión optimista es que podría cumplir con sus prioridades, incluyendo el servicio de la deuda, mediante la gestión de sus pagos. Si es así, no tiene que suceder un estado de morosidad. Jack Balkin de la Universidad de Yale sostiene precisamente esto.
La visión pesimista es que la gestión de sus flujos de efectivo de tal manera sería ilegal y posiblemente imposible, entre otras cosas porque los cobros varían sustancialmente. Pero el Tesoro, para hacer presión, apoyaría el argumento pesimista, incluso si cree que podría hacerle frente a las dificultades. En el mejor de los casos, un fracaso en el intento por elevar el techo de la deuda requeriría un fuerte recorte en el gasto. En el peor de los casos, EEUU dejaría de pagar.
Los analistas de Bank of America Merrill Lynch argumentan que tocar el techo requeriría que EEUU pueda balancear su presupuesto inmediatamente, reduciendo los gastos en un 20%, o 4% del PIB. Eso llevaría a EEUU a una nueva recesión, aun si no hubiera ningún incumplimiento. Las consecuencias de un incumplimiento, sobre todo uno que se prolongue durante algún tiempo, son difíciles de predecir. A diferencia de un cierre, no hay precedentes, y por una buena razón. Semejante idea es suicida.
Entonces, ¿qué debe hacer el gobierno? En una democracia, la gente cambia las leyes ganando elecciones, y no amenazando con cerrar el gobierno o incluso con un incumplimiento total. Es imposible dirigir el gobierno de un país serio bajo amenazas de chantaje de este tipo. Cada vez que el gobierno cede, crea más dificultades para sí mismo. Tiene que dejar de hacerlo. Algunos argumentan que la 14ª enmienda de la Constitución, que establece que “la validez de la deuda pública de Estados Unidos, autorizada por la ley ... no deberá ser cuestionada”, le da al presidente el poder que necesita para pedir prestado, con el fin de redimir la deuda.
Pero semejante acción presidencial sería arriesgada.La Corte Suprema podría darle su visto bueno al presidente, pero una crisis constitucional podría deteriorar la propia capacidad de EEUU de solicitar préstamos en condiciones favorables. Una vez más, la astuta propuesta de acuñar una moneda de un billón de dólares y utilizarla como seguridad en la Reserva Federal también podría provocar el caos.
Jugar el juego de la gallina con gente imprudente es siempre aterrador. Pero el gobierno no puede dar su brazo a torcer. Yo me mantengo optimista, como Winston Churchill: por último, EEUU hará lo correcto, no sin antes haber agotado todas las alternativas.