Por S. Kirchgaessner y G. Chon
, Washington
Wall Street expresó su creciente ansiedad ayer sobre la posibilidad del primer default por parte de EEUU de sus obligaciones de deuda mientras el impasse continuó en el Capitolio en el segundo día del cierre del gobierno.
“Hay precedentes de una paralización federal, pero no hay precedentes de un default”, afirmó Lloyd Blankfein, director ejecutivo de Goldman Sachs, luego de una reunión entre el presidente Barack Obama y los principales líderes de Wall Street. Él citó la amenaza de un default si los enemistados legisladores en Washington no logran un acuerdo para extender el límite de endeudamiento el 17 de octubre.
La advertencia llegó mientras Eric Rosengren, presidente de la Reserva Federal de Boston, aseguraba que una posible disrupción en la recolección de estadísticas gubernamentales confiables debido a la suspensión podría retrasar aún más el recorte del programa de compra de bonos mensuales por US$ 85 mil millones de la Fed.
Podría “aplazar el momento cuando podamos tener una evaluación real” sobre el estado de la economía, declaró. “Me haría menos dispuesto a remover el alivio hasta que tengamos buenos datos”, agregó.
Se espera que los directores ejecutivos de Wall Street hagan lobby en el Congreso para elevar el techo de la deuda, pero no está claro si lograrán influenciar a los republicanos conservadores que quieren usar el tema como palanca para otros asuntos, como retrasar la reforma de salud de Obama. Ellos creen que las advertencias sobre un default han sido exageradas. En el segundo día del cierre, Obama invitó a los líderes congresistas de ambos partidos a hablar en la Casa Blanca.
La invitación se produjo en momentos en que la interrupción avivaba los temores de que actuaría como un freno a la recuperación del mercado hipotecario debido a las crecientes dificultades para los compradores primerizos que buscan un crédito.
La paralización también se sintió sobre las regiones agrícolas, donde los productores ya no tienen acceso a los índices de precios para el cerdo y alimentos del ganado desde el CME, el mayor operador de mercado de futuros de EEUU.
Pero no hubo una clara mejoría en las frías relaciones entre Obama y John Boehner, vocero republicano de la Cámara de Representantes, quien dijo que esperaba que la reunión fuera el comienzo de “conversaciones serias”.
Pero una carta de Boehner en USA Today elevó la posibilidad de un acuerdo bipartidista, similar al discutido en 2011, que reduciría la deuda y los déficit a cambio de un aumento en el techo de la deuda.
Algo destacable es que no hizo mención de la reforma a la salud de Obama, que ha estado en el centro del actual punto muerto.