Por James Politi,
Washington
La legislación para otorgar al presidente de Estados Unidos, Barack Obama, autoridad “fast-track” para negociar acuerdos comerciales y facilitar su trámite en el Congreso fue retrasada hasta el otoño (boreal), borrando las esperanzas de que se pudiera lograr un acuerdo rápidamente y sin peleas.
La autoridad fast-track, que caducó por última vez en 2007, fue creada a mediados de los ‘70 y ha estado, en efecto, presente y ausente desde entonces.
Otorga a los líderes estadounidenses el poder de negociar los detalles de los acuerdos comerciales y les permite ser aprobados por el Congreso en un trámite expedito con una mayoría simple y sin filibusterismo, retrasos o enmiendas.
La administración Obama ha descrito al fast-track -denominado oficialmente Autoridad de Promoción Comercial (TPA, su sigla en inglés)- como una “herramienta crítica” para asegurar la aprobación de la ambiciosa agenda comercial de su segundo período.
Está ahora negociando acuerdos comerciales separados con la Unión Europea y las once naciones agrupadas en el Acuerdo de AsociaciónTranspacífico (TPP, su sigla en inglés).
Las conversaciones del TPP podrían concluir a fines de este año, mientras que el acuerdo con la Unión Europea se sellaría a fines de 2014, han dicho funcionarios estadounidenses.
Conversaciones difíciles
Originalmente, el comité de finanzas del Senado debía iniciar un proyecto de ley en junio. Pero asesores del Congreso afirmaron que el comité estaba todavía intentando llegar a consenso y que ahora se esperaba que las negociaciones se arrastraran hasta el otoño (boreal).
Funcionarios comerciales del comité de medios y arbitrios de la Cámara de Representantes también están participando en las conversaciones.
Asesores del Congreso cercanos a las negociaciones sobre el fast-track dicen que el retraso ha sido resultado de la naturaleza complicada de la legislación, que establece objetivos de negociación para el presidente sobre comercio.
El último fast-track fue aprobado en 2002 y la economía global ha cambiado significativamente desde entonces.
Se están sumando nuevas medidas sobre cómo a EEUU le gustaría tratar a las empresas estatales, protecciones de propiedad intelectual y flujos de datos transfronterizos, que han adquirido mayor sensibilidad política desde que salieron a la luz los programas de vigilancia de la Agencia Nacional de Seguridad (CIA).
“No ha habido escasez de trabajo técnico por hacer y eso ha tomado más tiempo de lo que esperábamos. Pero hemos progresado bien. Continuaremos trabajando en el receso de agosto”, dijo un asesor demócrata del Senado.
Un asesor republicano afirmó: “están revisando muchos temas, están progresando”.
Los lobbistas corporativos, que han estado presionando por una aprobación rápida y sin controversias del fast-track, aseguran que se mantienen confiados en que las negociaciones serán exitosas.
“Estamos viendo señales de buen apoyo e impulso de la legislación de fast-track en el Congreso y desde la administración”, afirmó David Thomas, vicepresidente de política comercial de Business Roundtable, que representa a las grandes compañías blue-chip.
Escollos potenciales
Sin embargo, la legislación aún enfrenta potenciales obstáculos.
Los demócratas están presionando por estándares laborales y medioambientales más rigurosos en las negociaciones, lo que es probable que sea resistido por los republicanos.
A algunos liberaldemócratas también les gustaría ver si pueden incluir algunas medidas cambiarias en el fast-track, obligando a la administración a adoptar una posición más dura sobre Japón y su debilitada moneda en las conversaciones del TPP, algo por lo que la industria automotriz de EEUU ha estado presionando.
Asimismo, Max Baucus, el presidente del comité de finanzas del Senado, quiere ver que se apruebe un programa de capacitación de trabajadores, llamado Asistencia de Ajuste Comercial junto con el fast-track, a lo que se oponen algunos republicanos.
Entretanto, algunos republicanos se quejan de que la administración podría ayudar a que el proceso avance haciendo campaña más activamente por el fast-track.
Ellos argumentan que las negociaciones comerciales de EEUU se ven perjudicadas por la falta de fast-track, ya que su credibilidad con los socios comerciales es minada si no hay una garantía irrefutable de una consideración expedita en el Congreso.