China, tierra de expansión urbana y rascacielos, está en camino de superar a Italia, cuna de la civilización romana y el esplendor renacentista, como centro mundial de la herencia cultural y bellezas naturales.
La aprobación en julio de los bosques de Shennongjia en China, hogar del mítico Yeti en la Provincia de Hubei, significa que el país ahora tiene 50 sitios naturales e históricos reconocidos por la Organización Educacional, Científica y Cultural de Naciones Unidas (Unesco). Eso la pone a un paso de los 51 de Italia, pero China tiene otras 54 solicitudes en proceso e Italia tiene 40.
Mientras China ha logrado dominar casi todo el resto de los rankings globales –desde producción económica hasta consumidor de teléfonos inteligentes– su crecimiento acelerado es más comúnmente asociado con daño ambiental que con preservación de la herencia histórica y natural.
Incluso antes del reciente redesarrollo urbano, la guerra y la revolución comunista destruyeron muchas de las maravillas antropológicas del país, impulsándolo a enfocarse en sus glorias naturales, como las cordilleras que albergan pandas gigantes.
Sólo Australia lo supera en el número de sitios naturales o mixtos reconocidos por la Unesco. Italia, en contraste, ha registrado centros completos de ciudades construidas en el Renacimiento o la Edad Media.
El entusiasmo de Beijing por los sitios naturales registrados por Unesco busca “exportar el poder suave y mostrar que un país en desarrollo puede lograr la sostenibilidad en esta etapa temprana”, dice Yi Lan, activista de Greenpeace.
Elevar un sitio protegido nacionalmente al estatus de la Unesco puede ayudar a China a cerrar vacíos que permiten la explotación de reservas domésticamente designadas, señaló. “Diferentes oficinas de gobierno tienen intereses en conflicto, y las reservas usualmente se reevalúan por consideraciones económicas”.
Sin embargo, mientras China se acerca a Italia, los ambientalistas la acusan de amenazar el patrimonio natural en su afán por desarrollar ciudades y atraer turistas.
Una de las más grandes preocupaciones es la voluntad del gobierno de modificar las reservas incluso después de que hayan sido apartadas para preservación –permitiendo la construcción de represas o minas– y continuando la amenaza al medioambiente incluso en las áreas protegidas.
Un reporte de Greenpeace la semana pasada identificó tres minas en el área de Tres Ríos Paralelos de la Provincia de Yunnan, reconocida por tener “la biodiversidad más rica entre las áreas templadas del mundo”, cuando fue designada como sitio de la Unesco en 2003. Otras 21 minas identificadas por Greenpeace, al igual que grandes represas, amenazan a los bosques aledaños a la zona.
Preocupaciones similares rodean a la reserva de Songshan, modificada para construir instalaciones para los Juegos de Invierno de 2022, amenazando un área de raras orquídeas y pájaros en peligro de extinción.