Por J. Anderlini y
S. Rabinovitch
Beijing
Cuando el presidente de Francia llegue hoy a Beijing el gobierno chino extenderá la alfombra roja, en un fuerte contraste con la abierta aversión que mostró hacia Reino Unido el año pasado.
François Hollande se reunirá con el nuevo presidente de China, Xi Jinping, y el premier Li Keqiang, junto con otras autoridades del Partido Comunista durante una visita de dos días que los analistas y los diplomáticos dicen que, en parte, es para aplicar presión sobre Londres.
El gobierno del Reino Unido ha estado en el congelador diplomático de China desde mayo del año pasado cuando David Cameron, el primer ministro, se reunió con el Dalai Lama, el líder espiritual del Tíbet, injuriado por el gobierno chino.
Desde esa reunión, las autoridades chinas han cancelado las visitas planeadas al Reino Unido y el único contacto ministerial fue entre el ex ministro de Salud británico, Simon Burns, y uno de los seis vice ministros de Salud de China en agosto. El único otro contacto de alto nivel ocurrió cuando un ministro británico se reunió con un vice ministro chino de manera informal.
“Los chinos están abiertamente probando a los europeos en una manera que nunca hicieron antes”, dijo Kerry Brown, ex diplomático británico y director del centro de estudios chinos de la Universidad de Sidney.
“Creo que la pregunta para la UE es si está bien para uno de los mayores Estados miembros ser acosado de esta manera sin ninguna muestra de solidaridad de los otros”.
Las autoridades opinan que al gobierno británico le gustaría tener visitas anuales recíprocas entre los dos países, pero después de que el entonces premier Wen Jiabao visitó el Reino Unido en 2011, Cameron no fue a China el año pasado.
Cameron no ha buscado oficialmente una reunión con la nueva administración china y las autoridades británicas niegan que haya un “desaire”.