El primer ministro de Corea del Sur, Lee Wan-koo, presentó ayer su dimisión en medio del que se considera ya uno de los mayores escándalos políticos en la historia reciente del país.
El número dos del gobierno, designado directamente por la presidenta del país, Park Geun-hye, puso su cargo a disposición de ésta presionado por sospechas de haber aceptado un soborno por parte de un empresario.
La presidenta, actualmente de gira por Latinoamérica, decidirá si acepta la renuncia de Lee cuando regrese al país el próximo lunes. "Es una pena, puedo sentir la angustia del primer ministro", declaró en Lima según un vocero, consignó Financial Times.
Política anti-corrupción
Al llegar al cargo en febrero tras un tenso proceso de confirmación parlamentaria, Lee anunció un plan anti-corrupción, apuntando en parte a las cuestionables inversiones realizadas en un intento de asegurar los recursos energéticos extranjeros durante el mandato del ex presidente Lee Myung-bak.
Uno de los objetivos de la investigación era el multimillonario Sung Wan-jong, empresario acusado de malversación de fondos que antes de suicidarse el mes pasado dejó una lista con el nombre de ocho políticos surcoreanos, cercanos a la presidenta, que supuestamente habrían aceptado sobornos.
Según la nota, el empresario pagó al primer ministro un total de 30 millones de wones (US$ 28 mil) en 2013 para ayudarle en la campaña que le permitió ganar su escaño como diputado. Lee niega la acusación.
El partido de oposición Nueva Alianza Política para la Democracia votó el lunes por la destitución del primer ministro. La renuncia fuerza a nominar al sexto premier en sólo 27 meses, reforzando las críticas sobre las designaciones directas.