Chicago podría evitar la debacle financiera con un nuevo casino o una expansión del impuesto sobre las ventas. O podría aliviar la presión de su deuda previsional por US$ 20 mil millones decretando un gravamen a los pasajeros del transporte público.
Cuando la calificación crediticia de la ciudad se encamina hacia la categoría de "basura", el remedio más directo para esquivar la amenaza de insolvencia, aumentar los impuestos de propiedad, es apenas mencionado por los dos hombres que compiten por dirigir la ciudad de Chicago durante los próximos cuatro años.
En la carrera por la alcaldía, que será decidida hoy en segunda vuelta, el actual edil Rahm Emanuel y su contrincante, Jesús "Chuy" García, están tratando la opción como veneno político a pesar de que podría ser inevitable.
"Mi plan evita específicamente el aumento de impuestos a la propiedad," aseguró Emanuel en un debate en marzo, promoviendo ampliar el impuesto sobre las ventas y la construcción de un casino.
García también apoyó la expansión de la tasa sobre las ventas, y sugirió un impuesto a productos de lujo.
Ambos candidatos han dejado de emitir declaraciones respecto de impulsar los impuestos a la propiedad.
Sin embargo, su malestar político es un homenaje al rechazo público a dichos gravámenes, cuatro décadas después de que California provocara una revuelta nacional contra la mayor fuente de ingresos del gobierno local.
Será inevitable
Mientras que proponer un aumento del impuesto a la propiedad antes de las elecciones puede ser aberrante en una ciudad donde el doble golpe de la recesión y las ejecuciones hipotecarias ha recortado el valor de la vivienda en 24%, después de la votación es un asunto diferente. A pesar de que Emanuel, alcalde desde 2011, y García, comisionado del Condado de Cook, han tratado de distanciarse, el aumento ha adquirido un sentido de inevitabilidad.
"Podemos decir que va a suceder", dijo este mes el concejal de Chicago, Carrie Austin, partidario de Emanuel. "Tragaremos con lo que venga, tenemos que enderezar nuestro barco".
Deterioro del crédito
Los inversionistas que han visto deteriorarse el crédito de la ciudad dicen que Chicago no tiene muchas opciones si quiere reunir el monto de los compromisos de pensiones; el pago anual se incrementará a US$ 1.100 millones, desde los US$ 480 millones de este año.
Moody's redujo la deuda general en obligaciones por US$ 8.300 millones a 'Baa2' el mes pasado, dos niveles por sobre el bono basura, citando los "masivos" gastos en pensiones "que amenazan la solvencia fiscal de la ciudad".
La reducción sigue a una rebaja de tres peldaños para la ciudad en julio de 2014 y a otra más este año.
"Las limitaciones a las reformas de las prestaciones probablemente hagan de los grandes aumentos de impuestos la única solución viable", dijo a Bloomberg Matt Fabian, socio de Concord.
Carga triplicada
Chicago ha financiado de forma insuficiente las pensiones durante más de una década y se enfrenta a un déficit de pensiones de alrededor de US$ 19 mil millones, ocho veces sus ingresos operativos. La ciudad triplicó su carga de endeudamiento entre 2002 y 2012, al ignorar las cotizaciones de jubilación, de acuerdo con Civic Federation, un grupo de investigación sin fines de lucro.
Un pago adicional de US$ 590 millones en obligaciones por retiro vence el próximo año a menos que los legisladores estatales reestructuren los fondos de pensiones.
En el discurso del presupuesto anual en octubre, el alcalde Emanuel retrató una imagen de residentes y negocios "abandonando Chicago" si la asamblea legislativa no actúa. "No vamos a presidir una ciudad en la que la basura no se recoge, los grafitis no se eliminan, y donde las bibliotecas y otros servicios vitales deben dejar de funcionar", aseveró.