“Banco Santander es uno de los buques insignia de la internacionalización de la economía española y su presidente, la imagen de una España que busca la excelencia través del esfuerzo”, afirmó ayer el ministro de Economía español, Luis de Guindos, tras conocer la muerte de su presidente, Emilio Botín. “La entidad está hoy preparada para seguir jugando en esa primera división”.
Como De Guindos, son muchos los que han destacado el rol desempeñado al interior del banco por el banquero, que llevó a la banca española a alcanzar una dimensión global.
Heredó de su padre un banco que era el más pequeño de los siete grandes españoles y lo convirtió en la primera entidad de la zona euro y una de las más importantes del mundo. De hecho, cuando Botín asumió la presidencia del banco familiar, en 1986, Banco Santander era una entidad doméstica con apenas 15.096 millones de euros en activos (US$ 19.479 millones). Hoy, posee 1,2 billón de euros (US$ 1,55 billón) en activos y un valor en bolsa de 92.900 millones de euros (US$ 120 mil millones).
Licenciado en Derecho y Economía, Emilio Botín aterrizó en el banco familiar en 1958, con apenas 24 años, donde ocupó los puestos de apoderado de los servicios centrales y de subdirector general. Fue consejero de Banco Santander desde 1960, cuatro años más tarde fue nombrado director general y en 1971 asumió el cargo de vicepresidente segundo del directorio de la entidad financiera.
Miembro de la Comisión Ejecutiva desde 1964, fue designado consejero delegado (director ejecutivo) en 1977. En 1986, cuando su padre dejó la presidencia, Emilio Botín empezó a compaginar los dos máximos cargos ejecutivos de la entidad, de la que, además, era también el principal accionista.
Empezó entonces una larga carrera caracterizada por el afán de hacer de Santander un banco cada vez más grande pero, sobre todo, cada vez más internacional.
En abril de 1994, cuatro meses después de que el Banco de España decretara la intervención de Banesto, Banco Santander se adjudicó en subasta la entidad. Pero no fue hasta finales de 1990 cuando el banco dio un salto de calidad. En enero de 1999, Emilio Botín anunció la fusión de Banco Santander con el Central Hispano, dando lugar al Banco Santander Central Hispano. La entidad, con activos por 240.404 millones de euros, se situó en el décimo puesto del ranking bancario europeo.
Santander siguió profundizando su permanencia internacional en América Latina, con cada vez más presencia en México, Chile, y Brasil. También puso su mirada en Europa en un intento por diferenciar los mercados más maduros de los todavía emergentes.
Confió en España
Entre los grandes éxitos de Botín está que Santander fue uno de los pocos grandes bancos internacionales que superó sin ayuda la crisis subprime iniciada en Estados Unidos en 2008.
El banquero, uno de los más firmes defensores de la economía española, apoyó a los sucesivos gobiernos en sus esfuerzos por salir de ésta.