Ecuador se encuentra en medio de una crisis de liquidez. Esto ha forzado al presidente Rafael Correa, un aliado cercano al fallecido presidente venezolano Hugo Chávez, a adoptar medidas pragmáticas. Una de ellas, anunciada esta semana, fue remover un subsidio del gobierno a las pensiones, lo que le permitirá ahorrar US$ 1.000 al año.
Correa enfrenta un escenario financiero desfavorable. El país, que pertenece a la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) obtiene cerca de un 25% de sus ingresos del petróleo, y los precios del crudo se han desplomado desde mediados del año pasado. En el caso específico de Ecuador, el valor de sus crudos Oriente y Napo cayó 50% entre su peak de junio, de US$ 98,9 el barril, y fin de año.
La nación, que usa el dólar como moneda oficial, también ha sido golpeada por la apreciación de la divisa, porque sus exportaciones se han encarecido. En respuesta a esta escasez de efectivo, el gobierno decidió remover su contribución obligatoria de 40% anual al fondo de pensiones operado por el Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS), medida que fue aprobada esta semana en el Congreso.
El argumento de las autoridades es que ya no es necesario subsidiar al IESS, porque existe un superávit de trabajadores jóvenes cuyas cotizaciones obligatorias entregan el financiamiento suficiente para cubrir los gastos actuales. Asimismo, Correa admitió que elevar la edad de jubilación o aumentar la contribución de los empleadores o empleados son opciones que están en consideración.
Esta medida le permite además quitar presión sobre la deuda, porque el gobierno pagaba el subsidio con bonos. La deuda se ubica actualmente en 29% del Producto Interno Bruto, según los datos más recientes del Ministerio de Finanzas, de febrero. El techo de deuda del país es de 40% del PIB.
Pese a que Correa ha aplicado varias medidas para reducir el gasto y con ello disminuir el desembolso de dólares -como el pago a los proveedores del gobierno en bitcoins-, la nación tiene necesidades financieras por un monto récord de US$ 10.500 millones este año.
Además, estas medidas han provocado rechazo en la ciudadanía. El gobierno ha enfrentado una ola de protestas sin precedentes en el último año, liderada por los trabajadores de la salud, estudiantes, grupos indígenas y sindicatos.
La venta más costosa
A fines de marzo los analistas pudieron confirmar sus sospechas de una crisis de liquidez en país. El gobierno recurrió a los mercados internacionales para financiarse, y estuvo dispuesto a pagar un interés de 10,5% en una venta de bonos, pese a que hace seis años Correa denunciaba que el interés anual de 10% que el país había pagado por sus bonos era una "usura".
Antes de la venta, Ecuador le dijo a los compradores potenciales que quería pagar menos de 8% para conseguir financiamiento por al menos US$ 1.000 millones por hasta siete años, dijeron a Bloomberg dos personas con conocimiento de la oferta. Sin embargo, la nación sólo consiguió US$ 750 millones en papeles a cinco años y a un rendimiento que fue más de 2 puntos porcentuales más alto.
Con estas cifras, la venta se ubicó como la más costosa de cualquier título comparable denominado en dólares desde una oferta de Turquía en 2002, según datos de Bloomberg.
Hace menos de un año, en junio, había conseguido US$ 2 mil millones a diez años por tasas menores, en su primera emisión de bonos en los mercados internacionales desde su default voluntario en 2008.
Pero la caída de los precios del petróleo causó que los inversionistas demandaran más compensación para financiar el creciente déficit de presupuesto de Ecuador.
Menor crecimiento
Su dependencia del petróleo también tiene a Ecuador creciendo menos. El PIB se expandió 3,8% en 2014, la tasa más baja desde 2010.
A la caída de los precios del crudo se sumó el cierre por mantención de la mayor refinería de petróleo del país, que comenzó en julio, y que redujo la producción de combustible local en 48% el año pasado. Esto obligó al gobierno a gastar más en subsidiar importaciones para satisfacer la demanda.
Pero este año el escenario va a empeorar. En sus proyecciones entregadas esta semana, el Fondo Monetario Internacional bajó su estimación de crecimiento para el país a 1,9%, desde el 4% que esperaba en octubre.
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