Si bien, hay datos que dan cuenta del incremento de participación femenina en el ecosistema chileno del emprendimiento e innovación, estos aún están por debajo de lo deseable para un país que aspira a la igualdad de género.
De hecho el último informe del Global Entrepreneurship Monitor (GEM 2013); muestra que entre el 2005 y 2013 subió en 15,5 puntos el número de chilenas económicamente activas, que tenían algún tipo de emprendimiento, estableciendo que la participación de las mujeres en este campo es de un 25,5%.
Lo anterior nos muestra un avance, pero aún nos falta mucho, pues las iniciativas emprendidas por mujeres son de autoempleo y la mayoría en el área de los servicios. Estudios internacionales muestran que aún es muy baja la participación de mujeres latinoamericanas creadoras de empresas con énfasis innovadores asociados al uso de TIC´s. Y Chile no es la excepción.
Obstáculos para acceder a las TIC, capacitación, financiamiento, redes efectivas de contacto y la falta de una visión del rol de las mujeres empresarias en la sociedad, son algunos de los factores que boicotean el salto cuantitativo y cualitativo del emprendimiento femenino en nuestro país.
El rol de la mujer en la sociedad ha cambiado y debe reinterpretarse. Son un motor de cambio del status quo y cuentan con cualidades extraordinarias para contribuir al desarrollo económico y social del país. Esta no es una reinterpretación antojadiza. Necesitamos miles de grandes emprendedoras para Chile, porque cuando una mujer emprende no sólo gana ella sino todo su núcleo familiar y tiene un efecto multiplicador.
Debemos diseñar e implementar políticas de apoyo integrales que incorporen la perspectiva de género, ya que es la alternativa para dar mayor espacio a las mujeres que se atreven a emprender e innovar; que se base en un diagnóstico acabado de la diversidad de tipos de empresarias que existen en el país para así ejecutar programas de acuerdo a sus necesidades particulares, reconociéndoles su potencial económico.
Y en el plano de las relaciones con el mundo público y privado es fundamental comprender las características propias de género y ampliar el abanico de posibilidades para que accedan, por ejemplo, a financiamiento.
En resumen, lo importante como sociedad es hacernos cargo de esta realidad, pues la cancha debe ser pareja para ambos lados.
El momento es ahora, de Arica a Punta Arenas debemos crear Ecosistemas que aumenten las probabilidades de éxito de los emprendimientos liderados por mujeres y concretar el desafío como país de tener miles de grandes emprendedoras para Chile.