Por Francisca Orellana
Pablo Valenzuela es uno de los científicos-empresarios más connotados de Chile y del mundo. Creó en EEUU la vacuna contra la hepatitis B, un test para detectar la hepatitis C y el sida en bancos de sangre para transfusiones y tecnologías científicas, que han generado ventas por
US$ 15 mil millones al año en EEUU. En 1982 fundó Chiron en California, su propia firma biotecnológica que fue adquirida por Novartis -58% de la propiedad- en US$ 5.000 millones.
Gracias a estos y otros aportes en las ciencias de la vida, el próximo 1 de noviembre será el primer chileno en la historia en recibir en California, el premio “Lifetime Achievement Award”, de la Asociación BayBio Life Science (que reúne a las firmas biotecnológicas más importantes, inversionistas y premios Nobel, entre otros). “Voy a defraudar a la asociación”, dice Valenzuela, ya que considera que estos reconocimientos se entregan cuando se está en la última etapa de la vida. “No estoy al final de mi carrera, sino en medio de un proyecto interesante para el futuro, así es que se adelantaron en darme el premio”, explica.
De hecho, hoy le está dedicando 12 horas diarias a un estudio para crear terapias contra el cáncer
-del que prefiere no dar detalles-, y que cuenta con un presupuesto de
$ 1.500 millones (50% aportado por Corfo). Donde sí se explaya, es en los desafíos que tiene Chile para impulsar la ciencia.
- ¿Está de acuerdo con el traspaso de Conicyt al Ministerio de Economía?
- Soy positivo frente al anuncio y no me preocupa tanto lo que el Ministro de Economía quiere hacer, sino el hecho que haya dicho que se necesita algo distinto, y eso tenemos que aprovecharlo. Ahora, que se levante una ola anti Economía es muy prematuro porque lo que necesitamos saber es cuál será el cambio de fondo.
- ¿Por qué?
- Cambiarlo de un ministerio a otro no sirve de nada, tiene que ser más que eso, con una política a largo plazo y que permita a la ciencia tener trascendencia y continuidad en los gobiernos. Hay que pelear por una institucionalidad y continuidad, y no para dónde se va Conicyt.
- ¿Cree que hace falta un Consejo de Innovación autónomo?
- Debería ser un consejo bien pensado, que dure diez años y que sólo una pequeña porción de los integrantes se cambie con la llegada de un nuevo gobierno. No tenemos una continuidad como la que tiene el Banco Central o el Consejo Nacional de Televisión. Cada gobierno que llega cambia el foco, la Corfo, Conicyt, etc., y lo que se hizo antes ya no cuenta.
- ¿La ciencia se está quedando atrás en Chile? ¿Faltan recursos?
- Falta continuidad en los programas y entregar más recursos a los proyectos. Hoy duran tres o cuatro años. Y si hay grupos que han demostrado que son buenos, por qué no darles seis o siete años. Hay que correr algunos riesgos y podríamos tener una política más audaz, pero ha estado el terremoto, el tema estudiantil o el Transantiago, que si la ciencia obtuviera el financiamiento que se le ha dado de US$ 1.000 millones, estaría en el cielo.
- Usted creó la Fundación Ciencia y Vida y empresas como Andes Biotechnologies. ¿Cómo lo ha hecho para obtener recursos?
- Aún somos muy dependientes de fondos públicos, que representan el 50% de los ingresos, y el resto proviene de universidades, empresas extranjeras que están instaladas en el edificio de la fundación y royalty por cosas que hemos hecho. Pero no tenemos un sistema de donaciones como el de EEUU, o los que usan en Harvard, por ejemplo. No tenemos sustentabilidad suficiente y un soporte que permita que si un proyecto va mal, tener recursos para funcionar mientras postulamos de nuevo.