Cuando se habla del cambio climático, hay muchas variables implícitas: reducción de emisiones, acciones de mitigación, captura de carbono, transferencia de tecnología, energías limpias, eficiencia energética, etc. Es una discusión en diferentes niveles. Uno de ellos es cómo afecta el comercio; y al revés, la incidencia del comercio en el cambio climático.
Diversos expertos han planteado con preocupación, que afectaría la actividad productiva de los países, lo que impactaría a su vez en el comercio internacional. Por ejemplo, un aumento de 2°C en la temperatura, reduciría la disponibilidad de agua para el riego de cultivos que hoy se exportan, produciría más riesgos de heladas, más sequías o aumentaría la intensidad de las lluvias.
Pero está el fenómeno inverso, donde se estima que el comercio internacional es responsable de la cuarta parte de las emisiones mundiales de gases con efecto invernadero. A pesar de esto, también existe un impacto positivo: la comercialización de aquellos bienes, servicios y/o tecnologías que contribuyen a reducir las emisiones.
Hoy esta discusión sobre cómo afecta el cambio climático, no sólo se aborda en la Convención de Cambio Climático de Naciones Unidas, sino también en instancias como la última reunión ministerial de la OCDE (mayo 2014), donde se incorporó una declaración especial sobre el tema, indicando que constituye un desafío urgente que los países deben enfrentar si se desea lograr el objetivo de crecimiento económico y sociedades inclusivas.
Chile es un país pequeño con una economía orientada al comercio internacional. Además, se encuentra muy lejos de sus principales socios comerciales. Ambos aspectos nos obligan a destinar tiempo y recursos para enfrentar responsablemente este desafío.
Miramos con atención las normas y regulaciones institucionales de los países que buscan reducir las emisiones de gases efecto invernadero y que podrían incidir en la fluidez del comercio. Es preciso encontrar un adecuado equilibrio entre las regulaciones y una justa facilitación del comercio; para evitar que el proteccionismo aparezca encubierto en el objetivo de combatir el cambio climático.
No podemos eludir el desafío de transitar hacia una economía que compatibilice el crecimiento económico con la protección del medio ambiente y el uso eficiente de los recursos naturales.