Los pasos de la icónica firma de repuestos de autos para reconvertirse a la electromovilidad
Emasa quiere adelantarse al cambio que se está produciendo en la industria, formando un área de capital de riesgo que le permita llegar a nuevos negocios. También busca un socio en esta estrategia.
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Tras una larga tradición en el rubro automotriz y de maquinaria, el Grupo Emasa se está adelantando al aterrizaje inminente de la electromovilidad en Chile. De hecho se fijaron un objetivo: al 2030 el 30% de sus ingresos deben provenir de líneas de negocios con fuentes de energía cero emisión. Una misión que el gerente general de la empresa, Víctor Ide, estima que se podría lograr incluso antes en función del éxito de su plan de venture capital.
Controlada desde su origen por cuatro familias de origen alemán (Binder-Loehnert, Köster, Oelckers y Jahn), la compañía busca invertir del orden de US$ 30 millones en su nueva estrategia, cuyo próximo objetivo en la mira es la apertura de un hub de innovación para startups del rubro que busquen no sólo financiamiento, sino que también un espacio para explorar sus fórmulas.
"Parte de nuestro plan estratégico es hacer cosas distintas, pero en sintonía con lo que sabemos hacer, que son los repuestos. Queremos probar nuevas líneas de negocio, como sensores, baterías y otros productos", explicó Ide.
Así, se lanzaron de lleno al ámbito del capital de riesgo creando el fondo Emasa Venture para atraer startups que a partir de su desarrollo se conviertan en "la fuente de financiamiento futuro de la compañía". En efecto, la meta es que el 30% de sus ingresos provengan de estas fuentes al 2030.
Para avanzar hacia esa meta, la firma tiene previsto invertir los recursos globales previstos para los próximos cinco años en dos fases: la primera por US$ 10 millones para armar el hub; y otros US$ 20 millones para financiar los requerimientos de las startups.
"Estamos enfocados en encontrar interesados que ya tengan tracción y que sean afines a nuestro negocio, que es la movilidad, los datos y productos asociados. La idea es traer su modelo de negocios, para generar crecimiento en Emasa. Optamos entrar en el venture capital porque es imposible estar conectado y al día con todo lo que está pasando en el mundo", explicó Ide.
Asimismo, a partir de su planta total de 560 personas en Chile y sus filiales en Colombia y Perú, la firma abrió recientemente un departamento exclusivo para la innovación. "Ya tenemos a más de 100 personas en la compañía explorando iniciativas", agregó el ejecutivo.
Actualmente, esa unidad departamento de innovación está desarrollando conversaciones con diferentes entidades encaminadas a cumplir el objetivo de atraer un socio financista que quiera invertir en electromovilidad, como podría ser un banco, un fondo de inversión o una compañía de similares características.
"Queremos tener la capacidad de traer la innovación y abrir una ventana para estar atentos al match entre potenciales socios", comentó.
Todo esto, en un contexto donde la venta de autos cero emisión han ido creciendo y el gobierno planteó una meta de que a 2035 solo se vendan vehículos eléctricos.
La evolución del negocio
Fundada en 1958 sobre la base de la comercialización de los productos Bosch en Chile, en la actualidad en giro principal de Emasa es la venta de repuestos y accesorios para autos: ceras, lubricantes, pastillas de frenos, herramientas, motobombas, generadores, cajas de cambios, ejes, ampolletas, entre otros artículos, rubro en el cual cuenta, por ejemplo, con la representación de Hyundai.
A partir de este negocio, la empresa factura del orden de US$ 130 millones al año, cifra global que esperan aumentar en, al menos, un 15% en 2022 aprovechando el impulso del mercado automotriz de segunda mano.
El portafolio de Emasa cuenta con un total de 70 marcas asociadas y a la fecha sus centros de distribución suman 34.000 m2 dentro de una infraestructura que considera 55 talleres, 56 laboratorios y otros 239 recintos enfocados en el mundo de los repuestos en los tres mercados en los que está presente.
Sin embargo, partir de 2018 el Grupo Emasa empezó a ver que el mercado de repuestos venía decayendo, y en ese escenario se reestructuraron, inyectaron nuevo capital y armaron un plan de negocios para el largo plazo. Así, cerraron 16 locales de la división de frenos y barajaron fórmulas que le permitieran entrar al segmento eléctrico, la fuente de energía que consideran marcará el futuro del sector.
Al término de esta reorganización los sorprendió el estallido social y luego la pandemia, factor que si bien en un comienzo generó preocupación, posteriormente vino seguido de un auge del negocio de repuestos impulsado por la venta de autos usados, ante lo cual ese segmento creció 15% en 2021.
Y no obstante este escenario, Grupo Emasa está enfocado en reconvertirse crecientemente hacia el mundo de la electromovilidad para seguir existiendo, al menos, 60 años más, resalta Víctor Ide.
La trayectoria de las familias de origen
alemán que fundaron Empresas Tecsa
Hace una década, las familias Binder y Loenhert -dos de los actuales dueños del Grupo Emasa-, concretaron la venta de Empresas Tecsa, su brazo en el sector de la construcción que hasta entonces había cumplido de 64 años de actividad con operaciones en el mercado local, así como en Argentina, Perú, Colombia y Uruguay.
A lo largo de ese período, Tecsa construyó un conjunto proyectos emblemáticos en Santiago como el terminal del Aeropuerto Pudahuel y el primer edificio de gran altura en Chile, la Torre Santa María, además del hotel cinco estrellas Hyatt Regency; el Mall Alto Las Condes y la Clínica Alemana.
La trayectoria empresarial que iniciaron Germán Oelkers y Francisco Steeger-y que ampliaron Carlos Binder y Edgar Köster con su decisión de entrar al negocio de la construcción en 1952- culminó a principios de 2011, cuando los controladores de Tecsa aceptaron finalmente la oferta de SalfaCorp para quedarse con todas las filiales y empresas relacionadas. Con el cierre de esa operación, esta última compañía ganó una mayor presencia en las áreas de ingeniería y construcción de infraestructura pública y privada, incursionó en el área inmobiliaria de Perú y anexó los mercados de Argentina y Uruguay.