El pasado miércoles 5 de marzo se concretó el esperado anuncio de la expresidenta Michelle Bachelet de que no buscará una nueva posibilidad de llegar a La Moneda. La decisión era esperada, sobre todo porque el día antes, la exministra del Interior Carolina Tohá había dejado la cartera para enfrentar un desafío presidencial. Sin embargo, en el Socialismo Democrático no faltaron quienes echaron de menos que la exmandataria no aprovechara la misma ocasión para entregar su respaldo explícito o ungir a la militante del Partido por la Democracia (PPD).
Lo cierto es que en el propio oficialismo no existe certeza acerca de cuánto puede influir en una campaña el apoyo unívoco de la exmandataria a quien quiera que sea la figura del oficialismo después de la primaria. Y todo parece indicar que no es lo relevante que algunos quisieran creer o esperan que sea.
Ese es el punto de vista del cientista político Marco Moreno, quien es lapidario en su diagnóstico: “No lo consiguió siendo presidenta, por qué lo va a conseguir casi una década después”, cuestiona el experto que parte de la base de que en esta época, el “endoso presidencial viene siendo absolutamente poco relevante”.
De hecho, recuerda que ni la propia Bachelet ni Piñera pudieron endosar su apoyo a otro candidato de sus filas tras sus respectivos gobiernos, ya que desde el primer mandato de la exmandataria se viene produciendo el fenómeno de la alternancia en el poder entre la centroizquierda y la centroderecha.
Incluso Patricio Gajardo advierte que “ahora que se fue, Bachelet pasa a ser un personaje del pasado, aunque diga que va a apoyar a la candidatura oficialista, después de las primarias; su apoyo es marginal".
Según Moreno, “cada vez es más difícil” traspasar los votos de una figura popular a su eventual sucesor, lo que atribuye a que “los electores son más rebeldes”; y, por otro lado, asegura que en la nueva realidad con voto obligatorio es más difícil de prever el accionar de los votantes. Y aunque plantea que “hay un buen recuerdo de su último mandato, hay gente que lo recuerda con cariño”, pero eso no significa necesariamente que ese electorado “tenga también lealtad con sus ideas”.
Una idea muy similar es la que plantea el cientista político Aldo Cassinelli, quien señala que “los apoyos de Bachelet, en términos electorales, son bastante más escasos para traspasar” y comparte que no lo ha hecho antes por lo que es difícil que ahora sea relevante. Por esta razón enfatiza que la gran ventaja de Bachelet no estaba en su supuesto caudal de votos o apoyo electoral, sino en “su capacidad de ordenar a las distintas coaliciones, ese era su gran atributo en términos de competencia” y eso es imposible de traspasar a otro candidato.
¿Genera unidad?
Con el rechazo de Bachelet a postular por tercera vez a La Moneda y el hecho de que no ungiera inmediatamente a Tohá, dice el analista Patricio Gajardo, echó por tierra la aspiración del Gobierno de tener una candidatura que genere unidad desde la Democracia Cristiana (DC) al Partido Comunista (PC), pasando por el Frente Amplio (FA), como lo hacía la propia exmandataria. Y en ese aspecto, señala “era importante” el respaldo de Bachelet.
Por eso, con Tohá se verá, a su juicio, “una eclosión de candidaturas en la centroizquierda”; pero está convencido de que la exjefa de Estado “aparecía como más importante de lo que efectivamente era “. Incluso advierte que “ahora que se fue pasa a ser un personaje del pasado, aunque diga que va a apoyar a la candidatura oficialista, después de las primarias; su apoyo es marginal y no tiene mayor relevancia en el devenir de la candidatura oficialista” y advierte que a partir de ahora la fragmentación estará en la cancha de la izquierda, “ese va a ser el legado de Bachelet” en esta pasada, asegura Gajardo.
Una mirada que contrasta con la mayoría es la de académico de la Universidad Autónoma y
analista político Tomás Duval, quien, pese a todo, está convencido de que “la expresidenta Bachelet ha jugado un rol importante no sólo en apoyo al Gobierno de Boric, sino también en la unidad de la izquierda”.
Por eso, afirma que “a la candidatura que gane las primarias del oficialismo le será muy relevante contar con su apoyo. Hay ahí una señal política para esa candidatura que, en una campaña muy polarizada como será ésta en curso, puede producir efectos positivos en materia electoral”. Más aún, agrega, “cuando la oposición está fragmentada y tensionada”.