Poco más de 15 minutos le tomó a la destituida senadora socialista Isabel Allende despedirse de sus pares del Senado, donde representaba a la Región de Valparaíso. Ello luego que, según trascendió, el Tribunal Constitucional resolvió separar a la parlamentaria oficialista de su escaño, debido a que habría incumplido el artículo de la Constitución que prohíbe a legisladores, ministros y otros funcionarios públicos contratar con el Estado.
Allende llegó al Congreso este martes pasadas las 16:00 horas y tras saludar a senadores y diputados oficialistas, especialmente de su colectividad, que fueron al Senado a acompañarla en este trance, se le ofreció la palabra.
En su discurso, durante el cual casi rompió en lágrimas, junto con agradecer que se le diera la oportunidad de despedirse, Allende señaló que “me veo hoy en la necesidad —y en el deber— de hablar, en uno de los momentos más duros y difíciles de mi vida”. En este sentido, la hija del expresidente Salvador Allende entró de inmediato en materia.
“En los próximos días se conocerá el fallo del Tribunal Constitucional. Como corresponde en una democracia, ese fallo será acatado. Pero acatar no significa guardar silencio. Acatar no significa renunciar a expresar el profundo dolor y la honda injusticia que esta decisión representa”, sentenció, agregando que “como han señalado con total claridad mis abogados, Gabriel Osorio y Paula Vial, estamos ante un fallo que —más allá de su aparente legalidad— vulnera principios elementales de justicia, proporcionalidad y sentido democrático”.
Más adelante abordó lo que otros senadores interpretaron como una “autocrítica”, cuando señala que “sí, reconozco que como parlamentaria con una larga trayectoria debí haber tenido presente el artículo 60 de la Constitución. No rehúyo de esa responsabilidad. Pero no soy abogada. Jamás he tenido contrato alguno con el Estado y no tengo ni he tenido nunca una empresa. Y, ante todo, actué confiando en la institucionalidad”.
De hecho, insistió en que “quizás mi error fue no haber consultado más. Pero en ningún momento —repito, en ningún momento— ningún ministerio, ningún funcionario, ninguna autoridad involucrada, nos advirtió o recordó que existía una posible inhabilidad constitucional”.
Allende incluso llegó a cuestionar lo ocurrido: “¿Se imaginan ustedes que habría puesto en riesgo más de 30 años de servicio público, de lucha democrática, si hubiese tenido conciencia de estar infringiendo una norma constitucional? ¿Realmente alguien cree que habría actuado con dolo, sabiendo que ponía en juego mi historia y mi dignidad política?”
La destituida parlamentaria socialista continuó manifestando que en el proceso de la fallida compraventa de la casa familiar, confió “plenamente” en los órganos encargados y “lo hice convencida de que se trataba de un acto de memoria, de reparación, de futuro”, aclarando que como familia compartieron la idea del presidente Gabriel Boric.
Y relató que “una vez tomada la decisión presidencial, se aprobó la partida correspondiente en la Ley de Presupuestos de 2023 en este Parlamento. Quiero dejar claro que no sólo no estuve en la Subcomisión de Cultura, como tampoco estuve en la ratificación final de la Comisión Mixta que cierra y aprueba la Ley de Presupuestos. Es más, me enteré recién en enero del año 2024 de la existencia de esa partida presupuestaria. Desde ahí, actuamos como corresponde: siguiendo paso a paso las indicaciones que nos entregó el Gobierno”.
Isabel Allende hizo un detallado recorrido por su trayectoria parlamentaria, destacando su trabajo en terreno y sus logros legislativos. Tras lo cual agradeció a su familia y a todos quienes la acompañaron en su camino político, asegurado que “me voy con la frente en alto, reiterando que nunca que he usado mi cargo para beneficio personal. No busqué jamás el lucro ni el privilegio. He cometido errores, sí, como cualquiera que ha entregado su vida a la acción. Pero tengo la convicción de que siempre he luchado por mis ideales, de manera íntegra. Lo seguiré haciendo por Chile y por su gente, por la memoria y el futuro”.
E insistió en que “por eso, me voy serena. Porque sé lo que he dado. Porque sé quién soy. Porque sé que, a pesar de esta salida forzada e injusta, mi historia no termina aquí. Me voy con la emoción profunda de haber servido a Chile con convicción, con pasión y con amor”.
Durante el discurso, que concluyó con una ovación tanto de parte de los senadores como de sus adherentes y partidarios que se encontraban en las tribunas, estuvieron presentes los ministros socialistas de Vivienda Carlos Montes y de Interior Álvaro Elizalde; además, el titular de Seguridad, Luis Cordero y el ministro de Hacienda, Mario Marcel.
Y portando un ramo de rosas rojas y blancas que le entregaron al bajar del podio, la destituida senadora socialista Isabel Allende concluyó su larga carrera parlamentaria, que comenzó en la Cámara Baja. A la salida de la Sala del Senado se negó a hablar con la prensa. Primero cruzó rápidamente hacia la oficina de Comité de los senadores socialistas, escoltada por adherentes.
Tras unos cinco minutos, Allende se retiró haciendo caso omiso de las preguntas de la prensa que, agolpada, seguía sus pasos por el pasillo y mientras acompañantes de la destituida senadora empujaban a camarógrafos y periodistas para evitar que la abordaran con preguntas, lo que produjo más de un encontrón entre unos y otros.
Resolución del TC filtrada
Más tarde, la mesa del Senado se refirió a lo sucedido. El presidente, Manuel José Ossandón, expresó su tristeza, pues “es un tema humano”; pero aprovechó la ocasión para aclarar que junto al vicepresidente Ricardo Lagos Weber (PPD) decidieron darle un espacio a Allende para que se despidiera y que al consultar a todos los comités, estos estuvieron de acuerdo. Pero fue enfático en que más allá de estar triste, no está en sus facultades interpretar lo ocurrido, sino sólo acatar el fallo.
Cuestionado acerca de haber expresado tristeza, aunque fue su sector el que llevó a Allende al Tribunal Constitucional (TC), Ossandón aseguró que “yo, solamente, reacciono por mí persona… Fui alcalde de Puente Alto y de Pirque, cuando la senadora fue diputada por allá. La conozco hace muchos años, por lo tanto, tengo todo el derecho a tener tristeza humana (…) Otra cosa es si algún colega o algún diputado hace ejercicio de sus facultades”.
Respecto a la posibilidad de que haya otros parlamentarios, ya sea senadores o diputados, que hubieran transgredido el mismo artículo de la Constitución de Allende, “no creo” dijo Ossandón y añadió que “si hay alguien que haya cometido un pecado y es juzgado es problema de él, cada uno tiene que responder por sus actos”.
Ante el mismo cuestionamiento, Lagos Weber manifestó que para responder la consulta acerca de cómo enfrentarían una situación en que otros senadores o diputados estuvieran en similar infracción que Allende, “primero habría que conocer el fallo del Tribunal Constitucional (…). Habría sido bueno que el TC hubiera sacado un comunicado, al menos, diciendo cuál era el sentido del fallo. Todo lo que ha ocurrido acá ha sido a partir de filtraciones o trascendidos, no ha habido ni una comunicación oficial del TC”, señaló visiblemente molesto.
Y agregó que si hay más casos parecidos y se pueden investigar, “me imagino que se investigarán no más. Ahora… si no hay, no hay no más; pero cada caso en su mérito”. Y añadió que en ningún momento ha dudado de la buena fe de Allende y que la destituida senadora, a su juicio, hizo una autocrítica.
También enfatizó que ahora hay “otras personas que deben asumir sus responsabilidades también”. En este sentido, recalcó que la declaración de la jefa de la División Jurídica de la Segpres Francisca Moya, “es bien fuerte, desde el punto de vista del rol que tiene que jugar un director jurídico”.