Expertos: Estas inundaciones “mermarán aún más la actividad agrícola”
Desde el Centro Nacional de Investigación para la Gestión Integrada de Desastres Naturales (Cigiden) se está analizando el impacto de las lluvias.
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“Sin duda, las inundaciones de agosto mermarán aún más la actividad agrícola en la zona centro-sur”, dicen los expertos del Centro Nacional de Investigación para la Gestión Integrada de Desastres Naturales (Cigiden), Nikole Guerrero y Simón Inzunza, por cuanto ahora se están sumando nuevas áreas afectadas a las de junio.
Hace dos meses, relata Inzunza, en la visita a la ribera del río Mataquito, específicamente Licantén, Curepto y Hualañé, observaron cientos de hectáreas de cultivos agrícolas afectados con la inundación -como lechugas, coliflor y uvas-, lo que se traduce en millonarias pérdidas para los agricultores. Algunas de las siembras incluso correspondían a cultivos de autoconsumo para las familias.
El experto explica que hay dos similitudes principales entre lo ocurrido ahora y junio: en primer lugar, un sistema frontal de características cálidas, alimentado con un río atmosférico, es decir, vapor de agua transportado desde la zona ecuatorial, lo que se traduce en una mayor cantidad de precipitaciones; mientras el segundo elemento es la isoterma cero, o sea, la altitud desde la cual se presenta nieve en la cordillera.
La principal diferencia, en cambio, “es que ahora tenemos mayor cantidad de nieve en la cordillera y cualquier precipitación líquida sobre el área nevada aumenta aún más el peligro de remociones en masa y desbordes, complementado a la saturación del suelo por las lluvias que han estado afectando el centro-sur (martes y miércoles se vienen nuevos pulsos de precipitaciones).
Junto a Guerrero precisan que están en el proceso de cierre de los informes sobre el evento de junio, el cual se debe entregar a la ministra de Desarrollo Social, Javiera Toro, quien es la encargada de la reconstrucción en las zonas afectadas. “Este trabajo si bien nos brindó un gran abanico de información sobre catastro de daños, vulnerabilidad de la población y relato de la emergencia, su foco está en entregar lineamientos y recomendaciones para mejorar la gestión del riesgo, lo que incluye una mejora en la coordinación previa como posterior al evento”, dicen.
De igual forma, están en contacto con personas de las distintas áreas afectadas, que les comentan el desarrollo de la emergencia.
A partir de estos eventos, los expertos de sostienen que es posible mejorar las formas de coordinación multinivel que existe entre autoridades y tomadores de decisión. A su vez, advierten que se advierten los puntos a ajustar y mejorar sobre los protocolos existentes para evacuación y emergencia. Un ejemplo de ello, es que en Licantén la alarma SAE funcionó en esta oportunidad para hacer la evacuación de la comunidad, hecho que no ocurrió en junio.
Desde las comunidades, destacan que las experiencias pasadas ayudan desde la memoria histórica a reconocer eventos amenazantes.