Los ministros de Economía de Latinoamérica
solicitaron modernizar el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) para que
cuente con las herramientas financieras necesarias que permitan hacer frente a
las turbulencias que amenazan a la región.
El llamamiento a que el BID, que cumplirá 50 años en 2009, se transforme en una
entidad más adecuada a los cambios, se dio a conocer en la clausura de la 49
Asamblea Anual de Gobernadores del organismo multilateral.
El BID, que en su reunión en Miami –Estados Unidos- analizó los efectos de las
turbulencias financieras a raíz de la debacle de créditos hipotecarios en
Estados Unidos, debe sentar las nuevas bases de los cambios estructurales y de
procedimiento en su próxima asamblea en Medellín, Colombia.
Brasil y México, dos de las siete economías más grandes de la región,
expresaron que el organismo multilateral debe reformar el marco de financiación
y las modalidades de crédito para respaldar a los países en caso de que el
acceso a los mercados de capital "se torne desfavorable".
Paulo Bernardo Silva, ministro de Planificación de Brasil, incluso advirtió de
que la demanda de financiación del BID supera su límite anual de préstamos en
unos 8.000 millones de dólares.
"Eso significa, señores, que la facultad crediticia del Banco está
comprometida en un momento crítico para la región. Recomendamos a la
administración que promueva un debate inmediato sobre alternativas financieras
que aumenten la capacidad de intervención del Banco", pidió el funcionario
brasileño.
El BID alcanzó un récord histórico en su programa de préstamos al aprobar 9.600
millones de dólares en 2007, según el informe anual del organismo multilateral
divulgado el lunes en la asamblea.
Silva se pronunció a favor de que en el BID haya condiciones competitivas de
crédito en términos de costo y plazo para que el sector privado contribuya al
crecimiento sostenible.
Planteó aumentar, de manera gradual, la ventana para "el financiamiento
sin garantía soberana" y reiteró la importancia de crear instrumentos en
moneda local con plazos y costos atractivos para los clientes públicos y
privados del Banco.
Asimismo, recomendó que, a partir del ejemplo del Banco Mundial, el BID avance
en la adopción de sistemas nacionales en la ejecución de sus operaciones, con
lo que reducirá sus costos no financieros.
Agustín Carstens, secretario de Hacienda de México, alertó que ante el
deterioro del contexto económico internacional, el BID puede jugar un
"papel proactivo para respaldar las políticas económicas nacionales que
los Gobiernos de cada país consideren llevar a cabo".
Recalcó la necesidad de adecuar a las condiciones actuales el marco de
financiación del organismo multilateral y sus modalidades crediticias.
El Banco- sugirió Carstens- debe redoblar sus esfuerzos para inducir la
financiación privada hacia sectores que en el corto plazo impactan de manera
favorable la actividad económica, como son la infraestructura y la vivienda.
Oscar Iván Zuluaga, ministro de Hacienda Colombia, explicó que el BID desde el
comienzo de este nuevo milenio ha tenido que redefinir su papel y lo ha hecho
mediante herramientas coyunturales como lo son los marcos de financiamiento.
"Aunque su finalidad ha sido buena y han servido para determinar la oferta
crediticia del Banco, requieren de una visión de largo plazo", sugirió.
Enumeró varias alternativas para que el BID siga avanzando hacia el futuro:
contar con productos en moneda local, esquemas de desembolso flexibles y
programación de amortizaciones dentro de los plazos de los productos.
"Consideramos que la oferta de préstamos programáticos y de reforma de
políticas debe ser garantizada como vehículos contra-cíclicos y como apoyo a reformas
y programas sectoriales. Los préstamos de inversión deben ser cada vez más
efectivos", señaló el ministro colombiano.
Comentó que un producto crediticio con altas tasas de interés y un período de
amortización de cinco años con dos años de gracia, como opera actualmente,
"es poco efectivo como medio de respuesta en momentos de crisis. Pensar en
un producto cuyo vencimiento varíe entre 7 y 10 años sería recomendable".
"En la actualidad el BID se prepara para la discusión de un nuevo marco de
financiamiento que cubra el período 2009-2012. Esta es una oportunidad para
fijar una visión de largo plazo de cara a los cincuenta años de la
institución", recomendó Zuluaga.
El BID aprobó US$ 9.600 millones de financiación el año pasado, de los US$ 5.700
millones se destinarán a proyectos de infraestructura y competitividad en áreas
como transporte, energía y puertos en zonas de intensa actividad exportadora.
Las operaciones orientadas a combatir la pobreza superaron los US$ 2.700
millones, un 30% del volumen total de préstamos del BID.
Las operaciones de préstamos al sector privado sin garantías gubernamentales
crecieron hasta alcanzar los US$ 2.300 millones para 29 proyectos en 2007.
Los desembolsos en 2007 sumaron cerca de US$ 7.600 millones, "la cifra más
alta de los últimos cuatro años".