Por P. Ojeda / G. Cerda
Una delegación de representantes de la Sociedad Nacional de Agricultura (SNA) llegó ayer al Banco Central para reunirse con el presidente de la entidad, Rodrigo Vergara, con el objetivo de plantear su preocupación por la pérdida de competitividad que estaría viviendo el sector.
Ayer, el dólar cerró en $ 470,80, experimentando una muy leve recuperación respecto de la jornada del martes en que la divisa cayó en casi $ 6, lo que motivó que gremios como Fedefruta pidieran directamente una intervención cambiaria. “No cabe duda que estamos en un momento agudo en estas materias, el dólar ha caído sistemáticamente, estamos en un nivel piso y es justo el momento en que estamos liquidando la fruta. Los agricultores después de tener un costo con el tipo de cambio están recibiendo los ingresos de todo un año en el piso de la tasa de cambio”, afirmó el presidente de la SNA, Patricio Crespo.
Pero no sólo los gremios agrícolas están preocupados por la pérdida de competitividad. La Sofofa también tuvo una reunión, de carácter privado, con Vergara también para plantear sus preocupaciones en temas de competitividad.
El nivel que exhibe el dólar es cercano al de la última intervención. En enero de 2011, con un tipo de cambio en $ 465 el Banco Central inició un proceso de incremento en su nivel de reservas internacionales por
US$ 12.000 millones, a razón de
US$ 50 millones diarios. En tanto, en 2008, con un dólar en $ 434 hizo lo propio con US$ 8.000 millones.
Patrimonio deteriorado
Pese a ello, las condiciones de entorno son disímiles a esos dos episodios. Hoy, el Banco Central tiene un patrimonio deteriorado en relación al cierre del año anterior, dado que de un -2,0% del PIB en diciembre de 2011 pasó a un -2,7% del PIB a junio de 2012, pero de acuerdo al último Informe de Política Monetaria (IPoM) la proyección para este ejercicio se profundizaría
hasta -3,6% y a -3,8% en 2013.
De ahí que ese factor fuera mencionado por el presidente del Banco Central en la entrega del último IPoM como un factor que provocaría un deterioro adicional. “Una intervención tiene un costo financiero importante para el Banco Central y el país. Las reservas internacionales son invertidas en activos en el exterior, altamente líquidos, cuyo retorno es menor al que se paga por los instrumentos de deuda en pesos que se utilizan para esterilizar la compra. En el escenario actual, en que los diferenciales de tasas de interés interna y externa son relevantes y se espera se mantengan por un período prolongado, el costo financiero de acumular reservas es significativo y deteriora continuamente el balance del Banco”.
Esta opinión es compartida por los expertos quienes recalcan, eso sí, que en caso de considerar necesario intervenir, el instituto emisor lo hará, independiente de su situación financiera. “El Banco Central cuando ha intervenido en las veces anteriores ya tenía problemas de patrimonio. Actualmente las intervenciones le están costando US$ 600 millones anuales, por lo que su situación patrimonial es bastante mala, una nueva intervención agravaría el descalce entre sus activos y pasivos”, afirma el economista de Gemines, Alejandro Fernández.
Costo financiero y presiones inflacionarias
El experto agrega que no ve cercana una acción en esa línea porque “el tipo de cambio se ha estado moviendo básicamente en un rango bastante estrecho por varios meses. No hay una aparente amenaza de derrumbe, que podría haber sido un motivo para intervenir”. A su juicio, el requisito para una acción de este tipo es “que se rompa la barrera de los $ 460 y amenace la competitividad”. Eso sí, reconoce que el “tipo de cambio real está un poco bajo, está en el límite del desalineamiento, pero no es motivo suficiente”, señala.
A su vez, el economista jefe de Banchile Inversiones, Rodrigo Aravena, plantea que ”todavía no es momento de intervención básicamente porque los costos son mucho mayores que los que se enfrentaron antes. Intervenir tiene un costo financiero por el diferencial entre la tasa a la cual se invierten las reservas internacionales, que hoy son en dólares y extremadamente bajas, frente al costo de endeudamiento, porque el Banco Central cuando compra dólares, emite más dinero, ese dinero lo tiene que retirar de la economía, a través de la esterilización y la forma de esterilizar es emitiendo deuda local”.
El especialista agrega que hoy tampoco se requiere acumular reservas internacionales como sí se necesitó para enfrentar el episodio de 2008. Es más, la deuda de corto plazo residual que tiene Chile (deuda de corto plazo + deuda de largo plazo que vence en un año) es de US$ 40 mil millones, lo que se cubre con las reservas que existen hoy. “Son suficientes para enfrentar las deudas de corto plazo y antes eran un argumento potente antes para hacer frente a las crisis”, aclara Aravena.
Otro factor que complica una eventual intervención del mercado cambiario son las eventuales presiones inflacionarias que podría generar sobre los bienes transables. “Generaría más presión inflación de precios transables y eso sería muy complejo en términos comunicacionales y en manejo de expectativas, por lo que creo que la medida es bastante extrema y sólo se tendría que tomar si se amenaza la estabilidad financiera del país”, precisa Aravena.