Las fórmulas de Alemania, España y Francia para incentivar la contratación de jóvenes
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La semana pasada la ministra del Trabajo, Jeannette Jara, se reunió con parlamentarios de la comisión de Trabajo de la Cámara de Diputados, con el objetivo de avanzar en la labor prelegislativa y, en particular, revisar el proyecto de ley que promueve la inserción laboral de jóvenes sin experiencia, que lidera el diputado Juan Santana.
Dicha propuesta contempla que las empresas y entidades públicas de 100 o más trabajadores deberán contratar, al menos, un 10% de personas de entre los 18 y los 28 años sin experiencia laboral previa.
Pero pese al objetivo de la propuesta, esta no logra convencer a todos los actores. De hecho, Gerhard Reinecke, especialista en Políticas de Empleo de la Oficina de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), cuestionó la normativa, y dijo que existe el riesgo de que algunas empresas cumplan con lo estipulado en esta propuesta legal desplazando a trabajadores ya bajo contrato, de más experiencia y mayores remuneraciones.
Pero ¿qué modelos han funcionado? La Biblioteca del Congreso Nacional (BCN) realizó dicho ejercicio, y analizó las iniciativas que han impulsado Alemania, España y Francia para incentivar la contratación de jóvenes. A los países los une un factor común: todos cuentan con programas de incentivo, pero ninguno exige cuotas de contratación.
Alemania: sistema de formación dual
y coordinación con el sector privado
El documento de la Biblioteca del Congreso señala que de acuerdo a información de la OIT, la baja desocupación
juvenil en Alemania comenzó con importantes reformas laborales, principalmente las impulsadas desde 2003. Estas, en general, han perseguido tres objetivos: mejorar servicios del sistema de búsqueda de empleo, normas más estrictas para recibir subsidios por desempleo y el estímulo a la demanda de trabajo a través de una rebaja impositiva y un proceso de flexibilidad regulada del mercado laboral.
En el caso germano destaca el esquema de formación dual, uno donde la formación profesional de jóvenes se realiza tanto en la empresa como en el centro de enseñanza. “Su objetivo es que jóvenes que hayan finalizado la Hauptschule (nivel básico de estudios de los 11 a 15 años con duración de cinco o seis años) puedan acceder al mismo tiempo a una formación teórica en centros de formación profesional y a una formación práctica en la empresa, y luego de obtener el título respectivo”, dice el informe de la BCN.
Las empresas involucradas deben ofertar puestos de empleo formativos, por medio de un contrato de formación (Ausbildungsvertrag), en que jóvenes aspirantes se convierten en aprendices de los contenidos que son determinados conjuntamente por el gobierno y los representantes de las organizaciones empresariales.
Según los datos del informe, para el año 2021, la media de la tasa de desempleo juvenil fue de 4,9%. “La formación dual alemana se ha convertido en el modo de incorporar a los jóvenes al mercado del trabajo, evitando altos índices de desempleo juvenil, y permitiendo contar con personal calificado”, dice el texto.
España: incentivos y aportes
para la contratación de jóvenes
A partir de 2010, España creó un conjunto de políticas con el fin de reformar el mercado interno del trabajo, incentivando la contratación de jóvenes y grupos más vulnerables de la población tras la crisis económica mundial e inmobiliaria.
En 2013, el Ministerio de Empleo y Seguridad Social -como parte de un proceso de diálogo con interlocutores sociales- impulsó la “Estrategia de Emprendimiento y Empleo Joven”, que incluyó actuaciones para mejorar la empleabilidad, la inserción laboral y promover el emprendimiento.
Dicho plan contempló 100 medidas, entre ellas la rebaja de las cotizaciones a la Seguridad Social, con reducciones y bonificaciones de hasta el 100%, para las empresas que contraten a jóvenes menores de 30 años; programas para que los jóvenes que abandonaron sus estudios de forma prematura; programas formativos con compromiso de contratación o el incentivo de los contratos formativos para la mejora de empleabilidad de los jóvenes cesantes, entre otros.
Según cita el informe del Congreso, y de acuerdo a la Secretaría de Estado de Empleo y Economía Social de España, en el cuarto trimestre de 2021, se crearon más 250 mil empleos para jóvenes de hasta 29 años.
Francia: beneficios en materia
previsional y ayudas financieras
En Francia no existe una norma legal que obligue a las empresas del sector privado ni a las instituciones del sector público a contar con cuotas de contratación destinadas a los trabajadores jóvenes, consigna el informe de la BCN.
Sin embargo, el país lleva al menos cuatro décadas desarrollando políticas a favor del empleo, formación y aprendizaje de los jóvenes. A modo de ejemplo, en 1977 se celebró el “Primer pacto nacional por el empleo juvenil”, un programa que apoyaba a los empresarios que contrataran jóvenes menores de 25 años, a través de beneficios relacionados a las cotizaciones previsionales.
La nación gala puso en marcha el 1 de marzo el Contrato de Compromiso Joven (CCJ) un programa de acompañamiento -que puede durar de seis a 12 meses- a jóvenes. La idea es ayudarlos a definir su proyecto profesional y a encontrar un empleo, a través de asesorias y formación.
El gobierno, además, otorga beneficios fiscales por la celebración de contratos de aprendizaje con jóvenes. Con el propósito de apoyar a los jóvenes a enfrentar las consecuencias de la crisis sanitaria, se creó el “Plan jóvenes : 1 joven, 1 solución”, que contempla apoyo a la contratación, formación y acompañamiento, entre otros.
A través de este plan, el gobierno francés entrega ayuda financiera a los empleadores financiando hasta el 47% del salario mínimo pagado a un trabajador jóven.