Mientras los empresarios Manuel Olivares y Alfonso Swett se alistan en la pista de carrera para conseguir la presidencia de la Confederación de la Producción y del Comercio (CPC), éste último correría con ventaja, a tal punto de estar consiguiendo el espaldarazo absoluto de los grandes grupos empresariales del país.
Sin embargo, una desconocida y poderosa “venia” habría pavimentado el camino de Swett a la casona de Sótero Sanz. “Cuídame a la Sofofa”. Esa fue la petición que le hizo a Swett el extimonel del gremio fabril y uno de los nombres más emblemáticos de la dirigencia gremial, Andrés Concha, en medio de una de sus conversaciones más íntimas cuando el dirigente de los industriales ya padecía el cáncer que finalmente le quitó la vida.
En esa conversación, según trascendió, Concha le dice a Swett que “tiene mucho que seguir aprendiendo” y que le “queda un camino para seguir aportando”.
Sus palabras no fueron un mero halago. Ambos construyeron un estrecho vínculo que comenzó en el año 2008 cuando Felipe Larraín, que volverá a encabezar el Ministerio de Hacienda, recomendó a Swett para que ayudara a Concha en la agenda económica y laboral.
Pero su vida como “civil” en la Sofofa solo se extendió cuatro años, ya que fue el propio Concha quien en 2011 nombró a Swett como consejero del gremio, sin votación de por medio, dando cuenta del perfil que quería construir en él y la estrecha relación que habían forjado. Prueba de ello es que bajo la presidencia de Hermann von Mühlenbrock, en 2013, Swett asumió una de las vicepresidencias del gremio, siendo uno de los rostros más jóvenes en lograr una dirigencia.
Esto, dicen quienes fueron cercanos a Concha, demuestra que el también presidente del consejo asesor de Clapes UC fue considerado por el ex Sofofa como una “apuesta a futuro”. De hecho, quienes trabajaron con el extimonel cuentan que a este último le preocupaba mucho el dilema de la sucesión, por lo que tenía un grupo de nombres y se mantenía explorando caras nuevas, que pudiesen darle continuidad a la Sofofa.
Fue en ese contexto, comentan desde el círculo cercano de Concha, que él sentía una profunda confianza por Swett y veía aptitudes que lo mantuvieron en más de una vez sosteniendo largas conversaciones sobre políticas públicas. Escuchaba mucho a Swett y éste último comenzó lentamente a “picarle el bichito”, dicen. Incluso, Swett, para celebrar sus 45 años, invitó a las 45 personas más influyentes en su vida. Uno de ellos fue Concha, pero por su estado de salud asistió su hijo, Matías.
Otros aseguran que de alguna forma el empresario de Forus se convirtió en el heredero del legado de Concha, invitándolo a la Sofofa y transpasándole su experiencia. Esto, teniendo en cuenta que antes de morir, el extimonel de los industriales había sido elegido unánimemente para liderar la máxima cúpula empresarial del país.
Así, el “mentor” dejó a su alumno a las puertas de la CPC.