Desde el 10 de julio pasado, día en que encabezó un extenso consejo de gabinete y donde acuñó el concepto del "realismo sin renuncia", reconociendo que la desaceleración económica dificultaba llevar a cabo las reformas comprometidas durante su campaña, la presidenta de la República, Michelle Bachelet, había generado altas expectivas respecto de lo que sería la jornada en la que se esperaba se trazaría la hoja de ruta con la que iniciará el segundo tiempo de su actual administración.
Sin embargo, y pese a los positivos discursos de los protagonistas del encuentro, leáse presidentes de los partidos de la Nueva Mayoría y parlamentarios, algunos representantes concluyeron que la cita fue más bien una "catarsis" para alinear a la coalición detrás de la mandataria, lo que queda de manifiesto a partir de una frase pronunciada por la misma gobernante y que caló hondo en algunos de los oyentes: "La suerte de la coalición está unida a todos, aquí no va a haber salvatajes individuales", habría dicho Bachelet en medio de un discurso que se prolongó por más de 40 minutos y que habría sido más bien "un resumen del programa y de lo que ha hecho el gobierno hasta ahora", relata un participante de la reunión.
A esta jornada muchos de los parlamentarios llegaron preparados para un extenso y profundo debate, sin embargo algunos de ellos admiten que pese a sus expectativas esto no se produjo, porque La Moneda llegó con un diseño prearmado, que no dio espacio para mayores intervenciones. A pesar de esta mirada, la misma mandataria aseguró que en esta oportunidad "convocamos a todas las fuerzas de la Nueva Mayoría, a los parlamentarios también, a un debate franco y abierto, para definir aquellas materias que concentrarán nuestros esfuerzos en lo que hemos denominado 'el segundo tiempo' del gobierno".
Además, al término del encuentro -que duró cerca de seis horas-, la propia mandataria detalló que en la ocasión se definió una hoja de ruta para priorizar algunas iniciativas, "se trata de aquellos proyectos que son fundamentales para nuestros compatriotas, los que dejarán bases sólidas para un desarrollo integral de nuestro país", dijo.
En ese sentido, no hubo mayores novedades en los anuncios hechos por la mandataria, de lo cual se deduce que el principal objetivo del gobierno, para realizar el cónclave, estuvo siempre en afianzar la unidad del conglomerado oficialista, toda vez que en las últimas semanas las diferencias se fueron agudizando a partir de las expectativas que el propio gobierno generó en torno al mismo cónclave y cuya realización fue postergada en varias ocasiones.
La fisuras también afloraron a partir del reconocimiento que hiciera la misma jefa de Estado sobre la compleja situación económica que afecta al país y que obligaba a revisar el cronograma de las reformas.
No obstante, tras la cita de ayer, Bachelet aseguró que aquí "estamos consolidando el compromiso que asumimos ante la ciudadanía al inicio de este gobierno y estamos integrando las demandas actuales que inquietan a la ciudadanía. Eso nos permite cumplir responsablemente con el compromiso que tenemos con los ciudadanos y ciudadanas de impulsar los cambios que nos permitirán hacer de Chile una sociedad más equitativa, cohesionada y desarrollada".
La definición de la gobernante dejó -aparentemente- satisfechos a los jefes de partido, especialmente al líder del PC, diputado Guillermo Teillier, quien aseguró que en el cónclave la mandaria confirmó que el programa se implementará tal como se comprometió ante la ciudadanía.
Finalmente, la presidenta concluyó destacando la lealtad y el respaldo de las fuerzas políticas que son la plataforma de su gobierno, pero también invitó "a todos los partidos políticos, sin distinción, a sumarse a este esfuerzo. Podemos tener legítimas diferencias, pero tengo la convicción de que todos compartimos el mismo anhelo de ver a nuestros compatriotas más felices y cada vez más orgullosos de su país".