Durante su primer gobierno, la presidenta de la República, Michelle Bachelet, lo designó a la cabeza del Consejo Nacional de TV. Hoy, en cambio, Jorge Navarrete Marínez no ocupa ningún cargo público, lo que le da libertad para analizar hoy con más independencia -desde su óptica demócratacristiana-, la actuación de la clase política.
En este cuadro, aborda con sentido crítico el rol que han desempeñado sus propios camaradas.
- ¿Cómo ve la crisis que afecta a la clase política?
- Hay una crisis profunda que llamaría sistémica. Esto viene de muy larga data y se ha ido agravando por acciones u omisiones. Empezaron a haber problemas que tenían que ver con la institucionalidad heredada, el mercado político pasó a no ser competitivo, se produce la consolidación de un grupo de personas, que se autoreproduce en el Parlamento, pero también en el Ejecutivo.
La institucionalidad la pudimos haber reformado, pero estando en esa situación el sistema facilita, casi impulsa, ciertos vicios como el estancamiento, el no dejar surgir figuras nuevas y no discutir ciertos supuestos que se daban por sabido. Esto no tiene nada que ver con situaciones puntuales y quiero especificarlo en el caso Caval (ver recuadro).
- ¿Los políticos están conscientes del problema?
- No están todo lo consciente que tendrían que estar, porque habrían reaccionado de otra manera. Aquí hay un montón de gente que cree que si jugamos al 1, 2, 3 momia, nadie me va a pillar. Y se empiezan a ver las mentiras: el caso del senador Rossi, la situación del senador UDI por el norte; el subsecretario del gobierno anterior que tuvo un sueldo. El asunto huele mal porque está mal.
- ¿Qué se debiera hacer?
- Pagar completo el costo de la deuda. Primero, no tratar de entorpecer los juicios. Es cierto que la inmensa mayoría no va a terminar con penas privativas de libertad y tampoco las otras sanciones van a ser tan grandes. Segundo, hay que ponerle el acelerador a fondo a la agenda de probidad y transparencia. Es posible que haya imperfecciones en algunos puntos de la comisión Engel, pero lo que está pasando indica una vez más que la clase política no entiende de qué se trata, cualquier detalle se podrá arreglar, pero la primera sensación que el país necesita es que el Parlamento debió haber tomado el informe de la comisión Engel y haber dicho: ¡Ya!, lo hago ley.
El tema de las reformas es propiamente político y son los problemas esperables para un gobierno con un programa de transformaciones reales.
- Se ha dicho que con más liderazgo se habría enfrentado de mejor esta situación.
- Claro. Es evidente que la Presidenta quedó muy herida, porque lo que pasa con Compagnon y Dávalos es un torpedo bajo la línea de flotación, como diría un marino. La Presidenta fue muy golpeada, y no voy a entrar a hacer diagnósticos médicos de si está o no deprimida, eso es una tontera.
Ahora, porque es la presidenta de la República, afectada o no, tiene que cumplir sus labores y efectivamente ha dado la sensación, en algunos momentos, de que no está cortando los queques con claridad. Y no ayudan para nada los inventores de duplas y eso de buscar un ministro y empoderémoslo. Hay gente que anda buscando transformar a la Presidenta en la reina Isabel y que algún político de confianza de la antigua Concertación ejerza como primer ministro.
- ¿De ahí los rumores de su supuesta renuncia?
- Pero incluso sin renuncia. He escuchado mucha gente especular que quizás lo que debería hacer la Presidenta es nombrar a José Miguel Insulza como ministro del Interior, darle la facultad para que arme su equipo y que la Presidenta se dedique a lo que hace bien y a estar en terreno. Eso es imposible en el régimen institucional chileno.
Además, quién tiene legitimidad para hacer eso. Pudo haber pasado el caso Caval, pero aquí la única persona a la cual los chilenos eligieron presidente de la República es ella y no otro. Si hay otro que cree que debe estar ahí, que se presente a la elección. Ahora, para qué decir la inmundicia de que está dedicada al trago.
- ¿Pero habrá responsabilidades compartidas u omisiones, porque estos rumores a algo responden?
- Ella tiene la responsabilidad mayor de avanzar a una solución, porque es la Presidenta. Pero ninguna falla de ella justifica alguna de las cosas que se están diciendo. Y no me meto en teorías conspirativas pese que a los chilenos les encantan, porque son más entretenidas que la verdad. No creo que haya una conspiración, pero sí hay mala fe de mucha gente que en privado o a través de los medios comienza este tipo de insinuaciones.
Ahora, esa no es la causa de la crisis y no la vamos a resolver con pedirle a la gente que no hable tonteras.
- ¿Estas teorías provendrían del llamado fuego amigo?
- El fuego amigo es muy doloroso y, en este caso, es paradójico, porque si hay algo que el país tiene claro es que todos los que están en el gobierno están ahí porque la que ganó la elección es Michelle Bachelet y que la Concertación y/o Nueva Mayoría había puesto todas sus esperanzas en eso. Es paradojal porque si algún jefe de Estado tuvo la posibilidad de ejercer plenamente no sólo la jefatura de Estado, la del gobierno y la de su coalición política, era ella. Puede que no esté en su carácter.
Cuando se acercaba la última elección soñaba con que Bachelet dijera ok, pero estas son mis condiciones, que hubiera intervenido en las listas parlamentarias, por ejemplo.
Ahora, las discrepancias siempre han existido, cierto desorden es inevitable cuando el arco es amplio.
- ¿Comparte que cómo lo haga el gobierno determina la proyección de la Nueva Mayoría?
- Que a la Nueva Mayoría se le dé una nueva oportunidad de gobernar depende repoco de la reforma educacional, por ejemplo. La gente va a castigar a la clase política si no se hacen las rectificaciones.
- ¿Qué rectificaciones?
- La agenda de probidad completa y un castigo importante del electorado a los parlamentarios en ejercicio.
El PC y la DC
- ¿Cómo ve al PC y a la DC en el gobierno?
- Este PC es el más débil que ha existido en la historia de Chile. Sólo entra a la coalición de gobierno porque el sistema binominal se lo hacía imposible. Ahora vamos a ver su fuerza, me extrañaría que el PC sacara más del 5% de los votos. Dicho eso, los militantes comunistas que están en el gobierno han sido harto más disciplinados que los partidos democráticos.
- ¿Y la DC?
- Hay un nivel importante de resentimiento. Eso está conectado con este afán de alguna gente, que es bien transversal, pero que en la DC es bien fuerte, que siente que cómo diablos llegamos a esto, por qué tenemos al PC adentro, por qué estamos metidos en un programa de reformas estructurales; y, en el caso de la DC, abarca un sector bastante grande de sus cuadros políticos, pero sobre todo de sus cuadros técnicos.
Esto no va a caerle muy bien a mucha gente, pero la soterrada oposición a las reformas viene básicamente de dos grupos: del mundo empresarial y, qué duda cabe, que en eso participan activamente organizaciones como Cieplan.
- La DC estuvo en la conformación del programa.
- La gente aceptó la línea gruesa y, en algunos casos no tan gruesa del programa, porque sabía que eso era lo que la Presidenta quería e intuía que era lo que quería la gente. La actitud persistente de hacer notar que no estoy de acuerdo con lo que está haciendo el gobierno, que han tomado personas en la DC y, en otros partidos, es a mi juicio, un problema de otra naturaleza. Esa gente está poniendo sus proyectos políticos personales por delante. Si la Presidenta siguiera teniendo un 60% de adhesión estarían todos corriendo a cobijarse en La Moneda.
caval: "la presidenta tuvo una reacción débil y tardía"
- Usted hacía la diferencia entre el caso Caval y la crisis de desconfianza, ¿a qué se refiere?
- Lo que hicieron el hijo y la nuera de la Presidenta es gravísimo, no es un problema legal, es ético. Personalmente, no tengo ninguna duda de que en esta situacion la Presidenta no estaba informada. Si hubiese sabido, habría frenado esto de todas maneras, lo que no significa que su reacción haya sido buena.
- Su reacción fue tardía, mala, ¿cómo la califica?
- Primero fue tardía. Ella estaba en Pucón con su hijo y su nuera, y la información, al parecer, era bastante poco clara, poco eficiente. Pero el hecho es que el gobierno en Santiago no supo reaccionar a tiempo. Ese era un motivo que autorizaba al ministro del Interior o a cualquiera a decir: váyase.
- Pero ella podría haber instruido al ministro.
- Justamente, esos dos o tres días fueron mortales. Ella es la presidenta de la República y eso conlleva algunos costos y sacrificios. Todos esperamos que anteponga los intereses fundamentales del país y de su gobierno a los intereses personales. La Presidenta tuvo una reacción débil y tardía, que tuviera algún efecto hacerla ahora, no creo. Ese daño solo se va a reparar lentamente.
- Las encuestas reflejan que la gente no le cree.
- Por eso, separo la crisis de confianza general de la situacion específica de la Presidenta, que en mi opinión está motivada por el caso Caval. Las interpretaciones retroactivas de que ya el año pasado a la gente no le gustaban las reformas, fue un debate posible por el tema de Caval y porque en los últimos cuatro meses la derecha había estado en una situación espantosa y esto le dio una legitima oportunidad de tratar de empatar el tema.