Una declaración de guerra iba adjunta a la crítica que hizo el líder del PRO, Marco Enríquez-Ominami, a los constantes cuestionamientos a las reformas del gobierno –educacional y tributaria-, del presidente de la DC, Ignacio Walker. Que el partido de centro izquierda habría “utilizado a Bachelet para elegir diputados y senadores” y que ahora no estarían defendiendo el programa de la mandataria, fueron los dichos de ME-O que desencadenaron la furia DC. “Si alguna persona le ha hecho daño a la centro izquierda ha sido precisamente él”, fue la inmediata reacción del presidente de la Cámara, Aldo Cornejo.
La ofensiva se da en el contexto del abierto coqueteo entre el ex candidato presidencial y algunos sectores de la Nueva Mayoría. Prueba de ello son los encuentros que ha sostenido el ex candidato presidencial con el timonel del PS, Osvaldo Andrade, el del PPD, Jaime Quintana, además de otros personeros de esas tiendas.
Un acercamiento de mutua utilidad si se considera la preocupación al interior del PS por la ausencia de un candidato fuerte para las próximas presidenciales, y, la agenda personal de ME-O de llegar a la papeleta en 2017 con un nuevo respaldo. Lo mismo ocurre en el PPD, donde miran con inquietud que ninguno de sus presidenciables, como Carolina Tohá o Ricardo Lagos Weber, prenden.
En tanto, al interior de la DC surge un sólo diagnóstico: “si ellos se juntan (ME-O con el PS o PPD), no tenemos qué hacer”. También, afirman que, en ese caso, una de sus alternativas sería apostar por que el resto de los partidos del bloque levanten cada uno un candidato para las primarias o bien sumarse al independiente Andrés Velasco, aunque sabiendo el problema de que éste difícilmente irá a primarias.
La encrucijada en la que se encuentra la DC se gesta en la amenaza de que, finalmente, el candidato del PRO sea aceptado por el resto de la Nueva Mayoría. En esta línea, el diputado Pablo Lorenzini (DC), dice que “estos acercamientos de Marco Enríquez son muy negativos si son para hacer más sub pactos y aislar a la DC”.
Discrepancias en la DC
ME-O dice que ha invitado a la DC a reunirse, pero que sólo recibe negativas. “Cuando Walker se junta con Carlos Larraín, (ex presidente RN) no lo he visto con problemas estomacales (…) cuando la Concertación negoció con Pinochet, se sentó con Juan Antonio Coloma, con Jovino Novoa. ¿Por qué a la DC le cuesta tanto juntarse con nosotros, les alcanza para RN el estómago pero, no le alcanza para el PRO?”, dice.
Una postura minoritaria dentro de la falange, es la del diputado Ricardo Rincón, que ha manifestado su disposición a conversar con el progresista, ya que “mientras más fuerza tenga la Nueva Mayoría, mejor. Los procesos de transformación deben ser construidos con grandes mayorías, y no creo que alguien pueda dudar de la sintonía que existe entre el progresismo y la Nueva Mayoría”.
En contraste, el senador Jorge Pizarro -líder de la disidencia a Walker- señala que “no sé quién le está pidiendo que se incorpore, francamente. Marco Enríquez ha estado siempre en una postura distinta a la de la Nueva Mayoría. No quiso participar en las primarias del año pasado, prefirió marcar sus propios puntos de vista y recibió el respaldo que recibió”.
La disputa no sólo se da por diferencias o similitudes ideológicas, el historial de la DC y el líder progresista se remonta a las elecciones presidenciales de 2009, cuando la Concertación le habría solicitado al PRO que apoyara -en segunda vuelta- Eduardo Frei contra Sebastián Piñera, y éste, aunque declaró que votaría por el DC, dejó en libertad de acción a sus adherentes.
Así como el PPD y el PS se “hacen ojitos” con ME-O, nuevas relaciones también podrían surgir para la DC. Así lo constata la conversación que tuvieron ayer los parlamentarios de ese partido durante un almuerzo en el Congreso, en la que acordaron coordinar una reunión con la mesa RN la próxima semana.