Después de una Junta Nacional en que las cifras favorecen claramente al oficialismo de la Democracia Cristiana y en la que el presidente, Ignacio Walker, pudo disfrutar el resultado de su alianza con Gutenberg Martínez y los colorines, logrando incorporar a 12 de los 18 candidatos al Consejo Nacional, se abre un nuevo escenario para el partido con miras a las elecciones internas del 2015.
Ello, porque aún cuando el éxito de dicha alianza aparece contundente, éste fue opacado en parte con la victoria de la candidata de la disidencia, Yasna Provoste, por sobre el “Gute”, como asimismo con el hecho de que los resultados mostrarían que la colectividad quedó dividida en tres tercios, ninguno de los cuales por sí solo podría levantar una candidatura ganadora a la presidencia del falangismo.
Mientras el jefe de la DC e integrantes de su directiva interpretan el triunfo como un respaldo cerrado a la tesis de sobreponer el perfilamiento del partido al compromiso asumido con el gobierno de Michelle Bachelet, al lograr una contundente mayoría en el Consejo Nacional, desde la disidencia destacan el holgado triunfo de la diputada Provoste -que se impuso a Gutenberg Martínez por 236 votos contra 181-, cuya lectura es que tan alta votación constituye la prueba irrefutable de que el falangismo se inclina por la tesis de la disidencia, de apoyar sin matices el programa de gobierno.
Por otra parte, el hecho de que Martínez no haya obtenido la primera mayoría lo deja en una desmejorada posición para imponer la línea del camino propio, que algunos representantes dicen que ha sido mal entendida, y para llegar a la presidencia de la DC. Y si bien su discurso en la Junta caló hondo en el corazón de la militancia, no fue suficiente para generar una fuerza potente en torno a su figura.
Aun cuando no se descarta que intente de todos modos llegar a la cabeza de la tienda, ya que quienes han seguido de cerca su retorno a la vida partidista estiman que su objetivo es convertirse en una fuerza política influyente dentro del partido, y que en ese contexto, no quedó muy bien parado, pues dos de sus candidatos clave al Consejo Nacional, Walter Oliva y Moisés Valenzuela, no resultaron electos.
Los tres tercios
En el escenario interno, la tesis de los tres tercios pasa por los grupos que se estima buscarán la presidencia del falangismo y que se midieron en la reciente elección del Consejo. Martínez, la disidencia y la tercera fuerza representada por la corriente “colorina”, cuyo representante en la directiva es el vicepresidente y diputado Fuad Chahín, a quien se identifica como “ganador”, pues eligió a sus cinco candidatos. En el análisis post Junta y mirando a futuro no se considera el triunfo de Walker, pues se descarta que vaya por un tercer período a la cabeza de la DC, pero también porque se comenta que de no haber sido por sus alianzas con el “Gute” y con Chaín no habría sacado la mayoría que obtuvo en el Consejo. Ello, porque sólo dos de los 12 consejeros electos por el oficialismo pertenecen a su corriente, conocida como los “príncipes”.
Así las cosas, tras la Junta se perfilan como eventuales candidatos a encabezar el partido, un representante de la disidencia, entre los que el senador Jorge Pizarro surge con mayor fuerza, pero también la diputada Provoste después de su triunfo. Pese a su segundo lugar, la llegada del “Gute” al consejo, es interpretada como la rearticulación de su trabajo político y la posibilidad de que intente llegar también a la presidencia de la DC. Y, por último, Chahín ha explicitado en la colectividad su interés por presidirla. Estás son las tres fuerzas que gravitarán en la DC a partir de ahora.
Pero, y eso también quedó demostrado, ninguno tiene votos para salir electo por sí solo, por lo que deberán hacer nuevas alianzas aunque es difícil predecir aún cuáles.