Werne Nuñez recomienda juegos de mesa para el verano 2021
En un verano 2021 diferente, en que la pandemia acotó las posibilidades de salir como otros años, le preguntamos a Werne Núñez, conductor del programa radial “Un país generoso” de Oasis FM, por maneras de entretenerse en familia y con amigos. Los juegos de mesa siempre han sido una forma de compartir en grupo. Aquí les entregamos alternativas para no aburrirse en esta pausa veraniega.
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Mi primera recomendación es sacudirse toda esa culpa cristiana-revolución-democrática y entregarse al placer y la diversión implícita en hacer trampa. Ganar haciendo trampas. Se trata de no respetar las reglas del intercambio y compraventa "legal" de bienes raíces de la versión original, uno de los juegos de mesa más vendidos de la historia. Esta es una edición paradójica, con reglas para hacer trampas, que introduce robos y estafas en la dinámica del juego; pero ojo: debes ser un buen estafador, porque si te pillan, irás a la cárcel y no a clases de ética ni escribirás un libro con la historia de cómo te pillaron.
Hasbro maneja una estadística: la mitad de los jugadores de Monopoly del planeta intenta hacer trampas. Es una condición humana. Entonces, si usted o uno de sus hijos tiene cierto aire a Rafa Garay o ya se muestra como un pequeño Chang, con esta edición podrá "trampear" en un juego y no en la vida real.
Es un neoclásico creado en 2008 por un francés al que seguramente le gusta el arte, o interpretar el arte, y/o volarse y mirar al cielo y tratar de sumergirse en la mente del artista que pintó el cuadro y encontrar una respuesta a la gran pregunta: ¿Qué cresta quiso expresar con esto? Me gusta porque es un juego de baja complejidad, pero de alta imaginación, que se entiende rapidito y en el que realmente los niños y niñas tienen grandes probabilidades de ganarle a los adultos contaminados de complejidades y sospechas, enfrentándose a ellos con sus cerebros frescos e impolutos como armas.
Hay arte en el Dixit porque, hasta hoy, el juego cuenta con 511 cartas que son ilustraciones de artistas de distintas nacionalidades, algunas más lindas que otras, pero todas absolutamente interpretables. A mí me alucinan varias cartas, las transformaría en posters o poleras. En fin, al grano: Dixit se trata de adivinar la interpretación que hizo el jugador “Narrador” de una de las seis cartas que tiene en su mano y que definió con un concepto, palabra, frase, verso o canción; y que luego mezcló con las cartas con las que el resto de los jugadores interpretó el concepto del narrador. Un dato: cuando te toque crear el concepto, y también cuando te toca oírlo y elegir entre tus cartas, no te pongas muy complicado ni sesudo. Tampoco seas súper simplista y literal.
Otro clásico que no puede faltar en el hogar ni tampoco en la segunda vivienda. Algunos lo pelan y dicen que es una versión medio plagiada de otros juegos de cartas o naipes españoles, que se parece al “Ocho loco” y otros tantos, como el “Skip-Bo” alemán, pero la verdad es que UNO hay uno solo, y es este, creado por un barbero gringo y que hoy es de Mattel.
Me gusta porque es veloz e ideal para esos días en que no queremos darle mucho uso al cerebro, perfecto para esos momentos en que queremos divertirnos sin pensar mucho: las 108 coloridas cartas y comodines de la baraja te llevan por un tobogán de emociones, y te permiten cambiar el sentido y la dirección del juego, el color, restringir cartas y obligar a sacar 2, 4, 6 u 8 cartas al que juraba que estaba ganando. Gana el que se queda sin cartas, obvio.
Para mí, la mejor carta es esa de “las manitos” dibujadas, con la que puedes obligar a otro jugador a intercambiar su mano con la tuya, en cualquier momento. Por supuesto, el placer está en cambiar tus chorrocientas cartas con las del que está a punto de ganar. Y ver cómo se desfigura su rosto en cámara lenta.
Es un juego con más de 15 años de historia y que ganó el codiciado “Spiel des Jahres” en 2001, un premio tipo Oscar de los juegos de mesa que se otorga en Alemania. Consiste en crear un mapa de juego en el que los jugadores compiten por hacer el máximo de puntos con las mejores posesiones del mapa: ciudades, praderas, caminos y monasterios. Okey, no es tan fácil de imaginar. Es un juego de fichas de colocación, con todo listo, donde el tablero cambia en cada partida ya que los mismos jugadores lo van construyendo, van armando el terreno con las fichas que van jugando, y dentro de las fichas es donde tenemos campos, ciudades, monasterios, etc. Ojo, que la estrategia individual es fundamental para ganar cada partida.
¿Por qué se llama como se llama? Bien, la respuesta a la primera pregunta está dentro de ti; y se llama así porque está ambientado en la ciudad medieval amurallada francesa de Carcassonne, que recomiendo conocer, queda cerca de los Pirineos, lindo lugar.