"En todos los planes de calidad del aire, primero es necesario hacer conciencia entre los ciudadanos de que es necesario cambiar algunos de sus comportamientos, utilizar más el transporte público, utilizar combustibles menos contaminantes. Las empresas energéticas y las universidades también tienen que participar, y las administraciones públicas tienen que introducir incentivos vía impuestos, imponiendo tasas a los combustibles más contaminantes y subvencionar a aquellos menos contaminantes".
Así resume Martí Solá, Director General de la Fundación Gas Natural Fenosa, su visión de las acciones necesarias para enfrentar este problema y que transmitirá mañana en un nuevo seminario que esta organización de la compañía controladora de CGE y Metrogas realizará en Santiago y el viernes en Concepción. Una instancia que analizará el impacto de las emisiones a todo nivel, con el foco puesto en el tema de la calefacción y sus implicancias desde los grandes planes metropolitanos en las principales ciudades del país, hasta sus efectos en la salud y el análisis de alternativas para reducir las emisiones contaminantes en las viviendas y la relación calidad/precio.
Un desafío que el directivo llama a abordar a través de una colaboración público-privada que es vital en todo plan de control partiendo de la base de un ciudadano ´consciente´. Un esfuerzo que va en la misma línea de la acción que ha venido realizando la Fundación hace 25 años través de distintas iniciativas, como el Museo del Gas y el acceso gratuito a 28 libros editados de análisis e investigación sobre energía y medio ambiente.
En su mirada al estado de la contaminación en Santiago, Solá precisa que "con datos del Ministerio del Medio Ambiente, se han ido aplicando medidas desde el año 1989 y si a la fecha de hoy tomamos como referencia el valor del material particulado encontramos que aún no se cumplan los valores de la norma nacional de 20 mg por metro cúbico. Si bien se está cerca, estamos en valores de 23 mg/ m3". Datos que a su juicio son reveladores de los desafíos por delante en nuestro país, y para lo cual destaca precedentes como el Plan contra la contaminación del Ayuntamiento de Madrid, con un conjunto de 30 medidas con múltiples radios de acción, como la meta de convertir el sistema de calderas de carbón a gas natural al 2020 a través de subvenciones, la estrategia que el 50% del parque de autobuses opere con gas natural, y el fomento sistemas de climatización eficiente de bajas emisiones y el desarrollo de redes de calor y frío de alta eficiencia.
En términos del impacto en la salud determinado por la concentración alcanzada por los contaminantes dentro de la vivienda, Solá reafirma que tanto el gas natural como la electricidad son las fuentes menos contaminantes, y que en el caso de la primera, además de expulsar los productos de su combustión al exterior de las viviendas, no genera partículas y reduce en un 90% las emisiones de óxidos de nitrógeno. Esto significa un impacto importante en la calidad del aire, que mejorará la calidad de vida y la salud de las personas, enfatiza.
-En Chile todavía existe una gran variedad de alternativas de calefacción intradomiciliaria, donde la leña y el carbón aún son muy usadas en los hogares- ¿qué oportunidades ofrece este escenario para aplicar experiencias exitosas en descontaminación como las implementadas en la Unión Europea?
-La leña es un tipo de combustible que impacta más en la calidad del aire. Si al gas natural le diéramos el valor uno, utilizando kerosene empeoraríamos la calidad del aire dos veces más. Este factor multiplicativo en la leña aumenta 60 o si vamos a calefacciones normales como las chilenas este factor sería de 170. Hay que reconocer que se han hecho muchas medidas desde el año 1989, pero no ha sido suficiente. Cuando vino el corte de gas natural desde Argentina, la sustitución de esta fuente por otros combustibles produjo un empeoramiento de la calidad de aire.
–En el caso Santiago y Concepción, ¿cuáles son las oportunidades que Ud. ve para el uso de energías limpias a partir de los planes de descontaminación?
–Estos planes en el sector industrial, residencial y transporte público deben incidir en introducir combustibles menos contaminantes. La mayor parte de los autobuses que circulan por Santiago y Concepción usan diésel, pero la tendencia es ir hacia un mix energético. En Santiago se está subvencionando a los combustibles más contaminantes como el diésel. Tendría que eliminarse cuanto antes (esto) para una mejora de la calidad del aire.
ETIQUETADO PARA ESTUFAS CONTAMINANTES
Los últimos estudios de toxicidad indican que las estufas a parafina producen las mayores emisiones contaminantes de dióxido de azufre (SO2) y óxidos de nitrógeno (NOx), siendo artefactos de calefacción que tienen una activa comercialización en los hogares chilenos.
Martí Solá es enfático en advertir que todo producto de la combustión dentro del hogar no debería estar en contacto con las personas. Si bien, las estufas modernas poseen filtros y en la mayoría de los casos cuando éstas son nuevas su emisión es menor, de no realizarse un mantenimiento adecuado acaban contaminando, subraya.
En la línea con el estándar aplicado en un importante número de países, propone como medida de información y de control para el consumidor, que se califique a través de códigos o etiquetas el comportamiento de estos artefactos respecto del aporte de su combustión a la calidad del aire. "Lo importante es que los ciudadanos deberían conocer los temas relacionados con la calidad del el aire y debería promoverse, como sucede con algunos aparatos eléctricos, identificar cada uno de estos aparatos con un código, con una etiqueta bien visible que calificara, el comportamiento desde el punto de vista de calidad del aire de estos aparatos".
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