La firma de investigación Smartwatch Group estimó que el año pasado se vendieron 6,8 millones de relojes inteligentes en el mundo, mientras que la consultora Canalys sostuvo que el número de smartwatches comercializados con el sistema operativo de Google (Android Wear) rondó las 720.000 unidades el año pasado.
Ambas cifras son inferiores a las previsiones que tenía la industria para este producto, lo que ha hecho a muchos analistas preguntarse si hay un mercado lo suficientemente amplio como para que los relojes inteligentes sean un producto de masas.
Pero Apple podría echar por tierra muchas de esas dudas. Aunque su Apple Watch no saldrá a la venta hasta este viernes (lo hará en nueve países) y no se venderá en tiendas hasta junio (se habla de que la capacidad de producción se ha quedado corta), la firma de la manzana comercializó casi un millón de relojes inteligentes (957.000) en su primer día de reservas en EEUU, según Slice Intelligence. Otras fuentes hablan de que los pedidos podrían ascender a los 2,3 millones en sus primeros 15 días. Las cifras multiplican lo que se había visto hasta ahora entre los smartwatches, pero además resultan interesantes si se comparan con otros productos. Por ejemplo, Apple vendió 10 millones de iPhone 6 y 6 Plus en el primer fin de semana en el mercado de este producto. Si se tiene en cuenta la implantación de unos dispositivos y otros, las cifras del reloj no están nada mal.
De paso, también suponen un espaldarazo para el consejero delegado de los de Cupertino, Tim Cook, ya que el Apple Watch es el primer producto nuevo lanzado desde que asumió el cargo y puede ayudar a limitar en parte uno de sus mayores problemas: la dependencia que Apple tiene del iPhone en sus cuentas.
¿Por qué deberían alegrarse Samsung, LG o Motorola de este éxito? Apple puede haber inaugurado un nuevo gran mercado. A partir de ahora, les toca a todos competir en él.