En plena pandemia surge fórmula para que escuelas compartan experiencias en pro del aprendizaje
Agencia Conecta, de la Agencia de la Calidad de la Educación, reúne a colegios que han implementado una estrategia exitosa en medio de la crisis con otros tres establecimientos que pueden beneficiarse de sus resultados.El proyecto abordó temas como evaluación de aprendizajes y contención socioemocional.
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Cuando a comienzos de 2020 las escuelas se vieron forzadas a reformular sus planes para enfrentar la pandemia y las clases remotas, en la Agencia de la Calidad de la Educación dieron un vuelco a su tradicional oferta de mentorías a los equipos directivos. Ahora, en vez de decirle a los establecimientos qué hacer para mejorar, les preguntaron qué necesitaban y en qué los podían ayudar.
En ese trabajo, detectaron que los colegios buscaban y encontraban soluciones para enfrentar la pandemia y la educación remota. Y, bajo la hipótesis de que estas estrategias podían servir a otros, los funcionarios identificaron las prácticas más llamativas.
En base a las 700 mentorías realizadas el primer semestre se elaboraron 51 fichas de acciones destacadas, que estaban -en ese momento- resolviendo problemas en pandemia relacionados con el aprendizaje remoto.
El objetivo inicial era subir esta síntesis a un sitio web para que cualquier entidad pudiera revisarlas. Pero en el camino el equipo quiso darle un nuevo uso al trabajo en curso.
Así, surgió la idea de formar redes entre establecimientos que tenían problemas similares con otros que hubieran encontrado una solución -nueva o mejorada en la crisis-, lo que con el tiempo pasó a llamarse Agencia Conecta.
Metodología con tres etapas
La base de esto es el aprendizaje entre pares, un trabajo horizontal donde más que replicar las acciones de un colegio que lo está haciendo bien, se apuesta por “aprender juntos”. El segundo punto es que las redes se establezcan en base a problemas y soluciones, no a partir de criterios geográficos o territoriales. También se buscó salir de la “lógica del webinar”, en la que las personas se conectan al evento, tienen poco o nulo espacio para interactuar y luego siguen en lo que estaban antes.
El equipo quería que el trabajo de los establecimientos se tradujera en algo que les sirviera.
“La particularidad de los territorios hace que algunas cosas que pueden servir a unos, no pueden servir a otros, o cosas que parezcan muy menores, para otros son una gran solución”, dice Felipe Ruz, coordinador del proyecto.
La metodología diseñada tiene tres etapas, todas virtuales. En la primera se realiza un encuentro entre una escuela que expone su acción destacada y otras tres con un problema en un área similar. En esa reunión los docentes y directivos comparten experiencias, inquietudes y consejos.
El segundo encuentro es entre una dupla de profesionales de la Agencia y cada colegio por separado. Acá se elabora un plan de acción con objetivos alcanzables en un período determinado, para implementar algo nuevo o mejorar un punto particular. La clave es que “nosotros no íbamos como expertos, llegábamos a un acuerdo para establecer un plan”, señala Ruz.
Tres semanas después de la primera reunión se vuelven a juntar las tres escuelas con la dupla, para mostrar al grupo avances y resultados. Para el colegio presentador del primer encuentro, la participación es voluntaria.
A partir de los temas de las mentorías iniciales, la Agencia propone cinco focos de trabajo. Las mayores necesidades han estado en la contención socioemocional y la evaluación de los aprendizajes.
Enseñanza entre pares
El piloto se realizó en agosto del año pasado, sumando 25 encuentros, o sea 100 establecimientos participantes durante 2020. Este año ya van seis nuevos ciclos con foco específico en el uso de datos del Diagnóstico Integral de Aprendizajes implementado por la Agencia, que han involucrado a 24 escuelas.
Aracelli Padilla es evaluadora de la Agencia en la macrozona centro-sur, y dice que los colegios han calificado de “enriquecedor” el espacio, justamente porque pueden hablar con un par. También resalta que tener una acción destacada no implica que todos los resultados de una escuela sean perfectos. “Había muchas que llegaban con un camino súper interesante ya recorrido”, dice.
Ruz agrega que los encuentros generan un efecto positivo en el ánimo, ya que la sensación de que lo estaban haciendo bien “era súper satisfactoria e iba más allá de cuánto habían avanzado concretamente”.
Para Daniel Rodríguez, secretario ejecutivo de la Agencia de la Calidad, el principal aprendizaje detrás de Agencia Conecta es que “es posible hacer política pública desde las necesidades de los colegios más que desde una idea general de funcionamiento del sistema”.
El próximo paso es evaluar la herramienta en sí misma, y aunque el plan es mantener el dispositivo, Rodríguez plantea que como equipo son conscientes de que estas herramientas nacen de la necesidad, por lo que si en algún punto estas cambian, el dispositivo también tendrá que hacerlo. “Una cosa que aprendimos muy al principio de la pandemia fue a no enamorarnos de los instrumentos y ser flexibles”, afirma.
Radio Escuela, para mantener
el vínculo con la comunidad
En paralelo a las preocupaciones académicas sobre cómo realizarían las clases y cómo se conectarían con los estudiantes, en la Escuela Casas Viejas de Puente Alto les inquietaba perder el vínculo con los alumnos y sus familias.
Tras semanas de darle vueltas a la fórmula, en abril surgió la idea de poner en marcha una Radio Escuela. Nunca lo habían hecho, pero Romina Díaz y Marisol Jerez -editoras del programa- lideraron el equipo que cada jueves, a través de la radio local de Casas Viejas y de su perfil de Facebook, emitía un programa de una hora, organizado en cuatro bloques.
En el primero los funcionarios de la escuela enviaban saludos a la comunidad escolar, y luego llegaba el turno del "regalo lector", en el que personajes populares de historias infantiles resolvían dificultades propias de la pandemia. Después se presentaban efemérides y se saludaba a los cumpleañeros, y por último el equipo de la escuela recibía saludos de sus familiares y alumnos.
El último programa se emitió el 31 de diciembre, y además de ser una iniciativa valorada por la comunidad en lo emocional, sirvió para atraer a los estudiantes a las clases. Este año no se ha retomado la iniciativa, pero está en los planes hacerlo.
Esta acción destacada fue presentada a otros establecimientos, y uno de los participantes fue el Maryland College. Marcos Cordero, su coordinador académico, recuerda que el interés por participar fue "intercambiar ideas con gente 'real' que estuviera viviendo lo mismo que vivimos nosotros como colegio", además de saber cómo estaban solucionando temas que "pueden parecer muy básicos pero que tienen repercusiones súper importantes".
Más que tomar elementos particulares de la exposición, el equipo destaca la interacción entre colegios, y el haber podido contar lo que estaba haciendo su comité de crisis, que luego de resolver problemas económicos implementó iniciativas para cambiar el foco a los niños, con talleres de freestyle y llevar a un mago por Zoom, por ejemplo.
Esto implicó un mayor ánimo de los estudiantes en las clases, pero también que la asistencia online llegara a 85% con cámaras prendidas.
Ahora, un podcast
Gerardo Aedo, encargado de convivencia escolar del Liceo Polivalente Experimental Lucila Godoy Alcayaga de Concepción, recuerda que tras conocer la Radio Escuela se propusieron usar nuevos recursos digitales audiovisuales, para llevar información de otras formas a la comunidad y mantener el vínculo.
Este año se reactivó el canal de YouTube del colegio, al que se suben todos los encuentros virtuales, incluidas las tertulias educativas. Además, se decidió empezar un podcast.
Chaka, el intercambio entre liceos
técnico-profesionales de Arica
Entre las iniciativas de la sociedad civil también hay algunas que promueven el aprendizaje colaborativo entre los establecimientos.
Summa -el primer laboratorio de investigación e innovación en educación para América Latina-y la Fundación Luksic seleccionaron cinco liceos técnico-profesionales de Arica para ser el escenario de Chaka, un programa de mejoramiento de la calidad y equidad educativa que se puso en marcha en mayo de 2019, por un período de cinco años.
La iniciativa posee una plataforma virtual que apunta a favorecer la comunicación entre los liceos, facilitando el acceso a las herramientas, talleres, conversatorios y contenidos.
El impacto de la comunidad educativa considera a más de mil estudiantes y 200 docentes y directivos, y su modelo de trabajo tiene como fin que los estudiantes realicen un trabajo de co-construcción con profesores y directivos.
Kitaro Arroyo es profesor de biología en el Colegio Miramar -parte de la red- y comenta que "la mayoría de las veces los profesores no participamos del proceso de toma de decisiones, este ejercicio es una oportunidad".
Desde el Colegio Tecnológico Don Bosco, Rodrigo Ríos, destaca que "muchas veces la colaboración y la innovación están en las conversaciones, pero pocas veces en la práctica".
Cápsulas de enseñanza
y de retroalimentación
Por la pandemia, el Colegio Aliwen de Los Ángeles apostó por un ciclo de trabajo educativo semanal. Esto, en base a guías y cápsulas audiovisuales para la enseñanza y retroalimentación de aprendizajes en todas las asignaturas y niveles educativos.
A partir de una planificación mensual, cada docente graba una clase semanal -de 5 a 15 minutos- para explicar los contenidos y realiza una guía para aplicar lo aprendido. Luego de cada clase los estudiantes completan un ticket de salida, el cual debe ser fotografiado -por alumno o apoderado- y enviado por WhatsApp o email al docente. A la semana siguiente, se elabora un video de retroalimentación que muestra los pasos para resolver la guía.
Guías por WhatsApp
El perfil de Facebook del colegio y los grupos de WhatsApp de cada curso han sido fundamentales para la estrategia, que el año pasado permitió, por ejemplo, alcanzar el proceso lecto-escritor con los niños de primero básico.
En agosto el colegio presentó su experiencia, siendo el piloto de Agencia Conecta. Jimena Díaz, jefa de la Unidad Técnica Pedagógica (UTP) de la Escuela Edmundo Quezada Araya recuerda que a medida que escuchaban a sus pares, iban haciendo una suerte de autoevaluación sobre sus procesos internos. Decidieron profundizar el uso de formularios de Google para evaluar y retroalimentar a los estudiantes.
Elena Molina, profesora del Colegio María Escobillana Guzmán de Graneros, señala que la realidad del Colegio Aliwen era muy similar a la suya, por lo que a partir del trabajo con la Agencia comenzaron a desarrollar tickets de salida al final de cada clase. Además, el video de cada sesión ahora se sube a Facebook, a un grupo privado por curso.
Para Maturana School, escuela de Villa Alemana, lo primero fue discutir con los profesores qué es la retroalimentación, y buscar estrategias para mejorarla y hacerla oportuna. A partir de esto, comenzaron a usar WhatsApp para enviar fotos de las guías.