Cotización vía consumo: la apuesta para mejorar las pensiones que gana terreno en España y China
En Europa la idea tomó forma a través de una app y surgió como una respuesta, hasta ahora acotada, a los cambios demográficos y el mercado laboral. China implementó este sistema en 2019 y ya tiene unos 600 mil planes de pensión por este concepto.
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Los sistemas de pensiones se encuentran desafiados, sea cual sea su naturaleza y origen. En primer lugar, se enfrentan a los cambios demográficos a nivel mundial, los que, según estimaciones de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), para 2050 tendrán a la población mayor de 65 años superando en número a la de menores de cinco años.
A eso se suman las transformaciones que vive el mercado laboral, con una creciente automatización de los empleos. De acuerdo con métricas de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), en algunas décadas hasta dos tercios de los puestos laborales se encontrarán en esta condición.
Ambos desafíos tendrán impacto en los niveles de las cotizaciones y, por ende, en los montos de las jubilaciones que recibirán los trabajadores. Es por eso que varios países están realizando cambios a sus modelos previsionales, por ejemplo, aumentando la edad de retiro, ajustando los beneficios o incrementando las cifras de ahorro.
Algunos, sin embargo, se han atrevido a ir más allá de las modificaciones de los parámetros clásicos y han propuesto soluciones que, aunque acotadas, han ganado algo de terreno, como la cotización vía consumo.
¿En qué consiste? Básicamente, en que los diferentes comercios se adhieren a una aplicación que les permite generar descuentos a los consumidores, los que se destinan al ahorro para sus futuras pensiones. Estos montos se acumulan en cuentas que gestionan entidades financieras como bancos, administradoras de fondos o compañías de seguros.
Los locales ganan mayor flujo de clientes, ya que la posibilidad de poder destinar un monto a la jubilación por cada compra se vuelve un diferenciador.
Pensumo, a partir de un plan de fidelización
Fue en 2010 cuando el entonces miembro del equipo de comunicaciones de la tienda de ropa española El Corte Inglés, José Luis Orós, tuvo la idea de ofrecer un plan de fidelización a los clientes que incluía una cotización a medida que se adquirían productos.
Pero no fue más que una idea, ya que no se logró concretar hasta 2013, cuando Orós fundó Pensumo, una aplicación que opera en España y que cuenta actualmente con unos 6.800 usuarios y 300 comercios adheridos.
¿Cómo funciona? Cuando los suscritos a la app realizan una compra en un comercio adherido, este le recompensa con un 2% del monto de la operación, el que va destinado a un producto de ahorro administrado por una compañía de seguros, en el que los usuarios pueden elegir distintos niveles de riesgo, según sus perfiles.
Este instrumento, pese a que está ideado para la pensión, por cuestiones legales no puede serlo de forma estricta, ya que hasta ahora no forma parte del sistema de pensiones español, por lo que puede ser retirado de forma previa, pero en ventanas de cada cinco años.
El comercio obtiene un servicio de fidelización y Pensumo se lleva el 1% de las ventas de quienes ocupan la aplicación.
El emprendimiento fue incluso llevado el año pasado a la Comisión Europea de Economía Colaborativa, donde fue reconocido y premiado por la innovación.
Sociedad de consumidores
Orós afirma que hay que considerar a Pensumo como una solución complementaria al sistema actual y no como una alternativa, y destaca que hay que aprovechar el cambio hacia una sociedad de consumidores.
“El trabajo está cambiando de concepto, por las jornadas, los horarios. Hay empleo, pero no hay trabajo digno, entonces es difícil que toda la gente tenga trabajos en los que pueda cotizar. Esto ha llevado a que las sociedades de trabajadores pasen a ser sociedades de consumidores, porque es inevitable consumir. Entonces, nuestra propuesta encuadra muy bien con estos cambios”, señala.
Sin embargo, explica que no ha sido del todo fácil llevar adelante el plan de la FinTech, pues le ha costado convencer a las grandes cadenas del comercio operar con esta aplicación.
“Cuando entras a negociar con grandes cadenas, que desvíen 2% de las ventas a un plan de fidelización que pueden obtener de otra forma es complejo. Además, es un servicio que no sirve para ser gastado de forma inmediata, como otros que sí pueden ofrecer ellos, entonces hay mucha resistencia. A los más pequeños sí los puedes convencer más fácilmente”, apunta.
Con todo, la idea es que este tipo de operaciones se encuentre regulada. Es por eso que este año, junto al banco Ibercaja, presentaron el proyecto “Sistema Pensión por Consumo” al Sandbox Financiero de la Secretaría General del Tesoro y Financiación Internacional, perteneciente al Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital de España.
“El objetivo es que se generalice un ahorro a largo plazo que sea fluido, fácil, asociado al consumo. En España y en todo el mundo, hay una parte importante de personas que no ahorran, muchos porque no pueden. Esto facilita el ahorro a largo plazo”, indica.
La apuesta china
El único país que ha hecho de la cotización a través del consumo una política pública ha sido China, como una respuesta a la realidad del envejecimiento severo de su población, ya que, según datos de la Oficina Nacional de Estadísticas, en 2030 el segmento mayor a 60 años será un 25% de su población.
¿Cómo fue su implementación? Recogiendo experiencias como la de Pensumo en España, en enero de 2019 se instaló el primer piloto en la región de Mongolia Interior, donde se sentaron las bases para esta nueva dimensión del pilar individual del sistema de pensiones chino. El mecanismo se elaboró a través de la FinTech Banju o “Penchumo” -como dice su traducción al español-.
Con el fin de regularlo y abrirlo al resto del país, en noviembre de ese año la misma firma, bajo el alero y supervisión del Ministerio de Bienestar Social y la Notaría Nacional de China, publicó el Plan de Regulación y Gestión de las Pensiones de Consumo.
Con datos a marzo, Banju ya cuenta con 10 millones de comercios registrados, entre los que se encuentra el marketplace fundado por el gigante Alibaba, Taobao. De esta forma, se ha consolidado como la principal aplicación de la industria, con casi 30 millones de descargas, lo que se ha traducido en que desde 2020 se han creado más de 600 mil planes de pensión de cotizaciones por consumo, que los jubilados pueden continuar mejorando a medida que continúan comprando en los comercios adheridos.
Eso sí, la compañía cuenta con competencia: Dejin, que tiene unas 13,4 millones de descargas, y Consumer Pension App, con unas 2,6 millones.
Los bancos estatales fueron los designados como depositarios de las cuentas creadas por cotizaciones por consumo, y se crearon entidades financieras como pagadoras de las pensiones, que cuentan con el permiso del Banco Popular de China.
Las alternativas que se han propuesto e implementado en Chile y Perú
El ahorro para la pensión vía consumo no es una idea ajena por estas latitudes. En el caso de Chile, antes de ingresar al Ministerio de Hacienda, el ahora precandidato presidencial Ignacio Briones propuso en 2018 que el consumidor pague una tasa adicional al Impuesto al Valor Agregado (IVA), como un monto extra que fuese directamente a su cuenta individual.
También en Horizontal, el centro de estudios ligado a Evópoli, tienen una iniciativa desarrollada, que incluye la creación de un Valor Previsional Agregado (VPA), equivalente a 1 punto porcentual del IVA.
Al final de cada mes, los comercios transfieren este monto a la Tesorería General de la República (TGR), informando la identidad y el monto pagado por cada consumidor.
Luego la TGR calculará los montos recaudados, informándolos a Previred, la que luego enviará los recursos a las cuentas de capitalización que los correspondientes afiliados tienen en la AFP.
Eso sí, es Perú el que lleva la delantera en la región, con un proyecto de ley presentado en 2019, que busca establecer un Sistema Previsional Complementario por Consumo.
La iniciativa es similar a la propuesta de Horizontal, ya que busca que este financie con un porcentaje del Impuesto General de las Ventas (IGV) que paguen los consumidores por la adquisición de bienes y servicios. La idea es crear un fondo público compuestos por cuentas individuales.
También en Perú, una alianza entre AFP Prima, ligada a Grupo Crédito, y Repsol posibilita que los afiliados de la administradora con cinco años de antigüedad en el sistema previsional tengan un descuento de hasta 8% al realizar compras en dicho servicentro. Eso sí, este descuento va destinado a las cuentas de ahorro voluntario de libre disponibilidad que la gestora administra, un producto distinto de la cuenta de capitalización individua para la pensión.