Cerca del 40% de la población mundial
carece de inodoros, otros sanitarios e infraestructuras que eviten
que las aguas residuales y fecales contaminen el ambiente, según un
informe de la ONU, que reconoce que el Objetivo de Desarrollo del
Milenio de mejorar el saneamiento básico no se cumplirá.
En la presentación del estudio, un experto de la Organización
Mundial de la Salud (OMS), Jamie Bartram, advirtió hoy que, en
contra del objetivo previsto, en 2015 no se habrá reducido a la
mitad el número de personas sin acceso a dichos servicios sanitarios
básicos en comparación con las cifras de 1990.
Según el documento, en aquel año en el mundo alrededor de 2.500
millones de personas seguirán sin tener acceso a inodoros ni
dispondrán de infraestructuras sanitarias básicas, como conducciones
de agua.
Bartram, teniendo en cuenta dichas previsiones, consideró que es
conveniente "mirar más allá del 2015 y ver nuevos enfoques y maneras
de conseguirlo".
Por otra parte, el informe destaca las mejoras conseguidas en el
acceso al agua de la población mundial a pesar de que 1.000 millones
de personas siguen careciendo de ese servicio básico.
Según las evaluaciones más recientes, el 87% de los
habitantes del planeta -más de seis mil millones de personas-,
tienen acceso a una fuente de agua potable, libre de contaminación
química o fecal.
Sin embargo, el documento subraya el escaso avance logrado para
reducir o cerrar la brecha de desigualdad que a ese respecto existe
entre las zonas rurales y urbanas.
En las primeras viven unos 746 millones de personas sin acceso a
agua potable, cuatro veces más que en las ciudades, donde 137
millones de personas siguen sin poder contar con ese servicio
básico.
El análisis también incide en las disparidades de género en esta
cuestión y revela que en el 64% de casos son las mujeres
las que transportan el agua hasta sus casas, mientras que sólo el 25% de los hombres adultos asume esta tarea.
En el informe, según otra experta de la OMS, Jacqueline Sims,
llama la atención que en sólo un 11% de los casos
estudiados, los niños son involucrados en el traslado de agua desde
la fuente hasta la vivienda.
El informe, elaborado conjuntamente por la OMS y Unicef, recalca
que la ausencia de higiene es la causa de numerosas enfermedades y
que la práctica más peligrosa es la de defecar al aire libre, algo
que siguen haciendo alrededor de 1.200 millones de personas en el
mundo.
Según recordaron la OMS y Unicef, dicha práctica es una amenaza
para los niños, ya que la contaminación del medioambiente con heces
provoca entre otras enfermedades diarrea, una de las causas
principales de mortalidad en los niños menores de cinco años.
Con instalaciones sanitarias, ya fueran inodoros o letrinas
conectados a tanques sépticos o fosos aislados, se evitaría
contaminar el entorno y se reduciría los niveles de contaminación
del agua y de los alimentos, así como la incidencia de enfermedades,
explicaron los expertos.
La región donde esas prácticas insalubres están más extendidas es
el sur de Asia, donde la mitad de la población las llevan a cabo de
forma habitual, mientras que sólo la tercera parte cuenta con las
instalaciones adecuadas.
El África subsahariana es tras el sur asiático la segunda región
con más problemas de ese tipo y donde los avances han sido muy
lentos.
El informe cita a Birmania, Siria, Vietnam, Guatemala, Filipinas,
Angola, Honduras, Pakistán y México como los países donde las
mejoras en el saneamiento básico han sido mayores.