El ministro de Hacienda de Brasil, Guido
Mántega, admitió hoy por primera vez que la fuerte revalorización
del real frente al dólar puede representar un riesgo serio para la
economía brasileña.
En el mercado de Brasil el real ha ganado un 12% frente
al dólar solamente en lo que va de 2008 y en los últimos cinco años
ha avanzado el 124%, según cálculos de firmas
especializadas.
Mántega afirmó que ese proceso está en el límite de lo que puede
soportar la economía brasileña. "Si sigue más adelante, estamos
perdidos", dijo el ministro en Sao Paulo durante un foro sobre
perspectivas económicas.
Admitió que aunque la caída del dólar en el mercado brasileño ha
perjudicado algunos sectores industriales, en contrapartida ha
ayudado a "reducir el ímpetu inflacionario", que también es una
amenaza para la economía.
Cuando el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, asumió
el poder en enero de 2003 el tipo de cambio en el país era de entre
3,5 y 4,0 reales por dólar, señaló el ministro.
Hoy lunes, tras un pequeño repunte en la jornada, el dólar
comercial promedio cerró en 1,562 reales para la compra y 1,563 para
la venta.
"Se espera que el real deje de valorizarse, debe reaccionar y
caminar para un nivel más deseable", dijo el ministro.
"Ahora no debe haber más espacio para el alza. Creo que estamos
rozando el límite y que si eso continúa las cuentas externas se van
a afectar", agregó.
La cuenta corriente y la balanza de pagos comienzan a reflejar el
impacto de la valorización del real, con una acelerada alza de las
importaciones muy por encima de la de las exportaciones, fuerte
aumento de los gastos de brasileños en el exterior y alto índice de
repatriación de capitales por parte de filiales de trasnacionales.
Mántega además reafirmó las optimistas proyecciones oficiales de
un crecimiento de la economía por encima del 4,5 por ciento en 2008
y 2009, contrariando los cálculos de economistas privados que no ven
la posibilidad de que el PIB se expanda en más de 3,5%.
"El Gobierno no permitirá una desaceleración hasta ese nivel de
crecimiento de 3,5%", replicó el ministro, al afirmar que espera por
lo menos una expansión del 4,0%, frente al 5,4%
del PIB en 2007.
El gran desafío de la economía brasileña es mantener ese
crecimiento con una inflación bajo control, según expertos.
El Banco Central ha decidido apretar las tuercas de su política
monetaria al elevar la tasa de interés mínima referencial hasta 13% anual y ya ha dejado claro que habrá nuevos aumentos en
los próximos meses.
Al respecto, Mántega afirmó que el combate a la inflación no debe
abortar el crecimiento económico. Insistió en que los indicadores de
precios ya comienzan a desacelerarse gracias a las medidas
monetarias y fiscales.
"La dosis del remedio no debe exceder las necesidades del
enfermo", dijo empleando una metáfora recurrente en su discurso.