Donald Trump está proponiendo una amplia reforma del sistema fiscal estadounidense que eliminaría los impuestos sobre la renta para millones de los estadounidenses más pobres, incentivando al mismo tiempo a las empresas a repatriar a Estados Unidos más de US$ 2 billones en efectivo aparcado en el extranjero.
El anuncio llega cuando Trump se enfrenta a una mayor competencia para la nominación presidencial republicana.
Trump ha sido el líder en las encuestas republicanas durante meses, pero su ventaja se ha reducido, cuando rivales como el neurocirujano Ben Carson y la ex presidenta ejecutiva de Hewlett-Packard Carly Fiorina han estado creciendo. Una de las principales críticas a Trump es que es corto en sustancia, proponiendo planes radicales pero ofreciendo pocos detalles sobre cómo se puede lograr.
Su plan fiscal trata de abordar esos ataques al proporcionar detalles de cómo reformaría el código tributario de Estados Unidos, que ambos partidos políticos critican por ser demasiado complejo. "Tenemos un increíble código (tributario)", afirmó Trump ayer detallando su plan. "Será simple. Será fácil".
Su plan reduciría los tramos de ingresos para los impuestos a la renta de siete a cuatro. Las personas que ganan menos de US$ 25.000 al año y las parejas casadas cuyos ingresos sean inferiores a US$ 50.000 no pagarían impuestos federales sobre la renta.
La tasa de impuesto sobre la renta más alta sería 25% en comparación con el 39,6% actual.
La llamada penalización sobre el matrimonio, que a menudo perjudica a las parejas casadas con ingresos dobles que declaran de forma conjunta, sería eliminada, al igual que el impuesto al patrimonio sobre las transferencias de propiedad de una persona fallecida.
Las empresas tendrían una tasa impositiva máxima de 15%, en contraste con la actual tarifa de 35%.