Dinamarca se convirtió en la primera nación en realizar una reclamación formal sobre el Polo Norte. Eso lo dejó en curso de colisión con Rusia y Canadá, que reivindican parte del Ártico por sobre sus actuales fronteras.
Dinamarca presentó a Naciones Unidas esta semana un reclamo por todo el Polo Norte y 895.000 Km2 del Ártico. Gastó US$ 55 millones y doce años en reunir datos para sustentar su reclamo. El año pasado Canadá anunció que reclamaría el Polo Norte pero que antes debía recoger más información.
En juego están enormes recursos de petróleo, gas y minerales que se cree yacen bajo el Ártico. Un estudio del gobierno de EEUU sugiere que la región alberga 30% de las reservas no descubiertas de gas del mundo y 13% de las de petróleo.
Los pronósticos alarmistas no se ha concretado hasta ahora, particularmente luego de que un submarino ruso clavara una bandera bajo el polo en 2007, y los esfuerzos de exploración han sido decepcionantes.
Pero los diplomáticos europeos temen que las relaciones entre los estados árticos hayan sido tensadas por la invasión a Crimea y los esfuerzos de Moscú por construir bases militares en el Ártico. "El Ártico ha sido un área donde Rusia se ha mostrado colaborativa pero ahora las señales de alerta sugieren que las cosas podrían ponerse más difíciles", dijo un ex ministro nórdico.
Las fronteras de todos los países terminan a 200 millas náuticas de sus costas en el Ártico, lo que deja una extensa área de tierra en propiedad de nadie. Dinamarca está siguiendo a Noruega, Rusia y Canadá en realizar reclamaciones bajo la convención de la ONU en la Ley del Mar a una porción del Ártico.
Los reclamos por el Ártico han renovado los dolorosos recuerdos de los daneses de una anterior disputa territorial. Una historia apócrifa, aunque muy reiterada, asegura que Dinamarca perdió soberanía en el Mar del Norte a manos de Noruega en los años '60 debido a que su ministro de Relaciones Exteriores de la época se encontraba borracho mientras se estaba dibujando el mapa.