Por John Paul Rathbone
Enrique Peña Nieto, el presidente de México, se comprometió a seguir adelante con lo que dijo que sería una reforma “fundamental” de Pemex, el monopolio petrolero estatal, una medida controvertida que liberaría miles de millones de dólares de inversión extranjera.
Peña Nieto dijo que la necesidad de liberalizar Pemex ya se había acordado en el marco del llamado Pacto de México, una coalición entre los tres principales partidos políticos del país, y que una propuesta más detallada se presentará en “dos o tres meses”.
“Hay diferentes opciones con respecto a cómo deberá ser la reforma, pero estoy seguro de que será trascendental”, afirmó a Financial Times. Agregó que la reforma incluiría “los cambios constitucionales necesarios para darle certeza a los inversionistas privados”.
Las grandes petroleras como Exxon Mobil y Royal Dutch Shell, que han sido excluidas por las políticas proteccionistas mexicanas en el campo de la energía, han dicho que están dispuestas a invertir si el Congreso aprueba la medida, una piedra angular de la ambiciosa agenda de reformas de Peña Nieto. Pemex, con ventas anuales de más de US$ 100 mil millones, es el séptimo mayor productor de petróleo del mundo, pero debido a las altas tasas fiscales del gobierno, tiene dificultades para financiar sus inversiones.
Desde que asumió el cargo en diciembre, Peña Nieto ya ha impulsado reformas a la educación y al ámbito competitivo y laboral. Pero la liberalización de Pemex y permitir el posible reparto de utilidades con empresas internacionales sería el cambio más políticamente cargado de todos, dado que la nacionalización de la industria en 1938 sigue siendo un motivo de orgullo nacional para muchos en la segunda mayor economía de América Latina.
“La democracia consiste en el respeto a la mayoría, no se trata de la unanimidad”, aseguró, al comentar acerca de la oposición a la medida. “Aunque el pacto no incluye a todo el mundo, sí incluye a las partes más importantes. Y siempre habrán voces disidentes, como sucede en cualquier país libre”.
Peña Nieto, de 46 años, ex gobernador del estado de México, con el aspecto y carisma de un ídolo del cine, repite con frecuencia la importancia de la “inclusión”.
Durante su visita a FT habló con franqueza y sin notas. Las elecciones estatales del 7 de julio “han causado tensiones políticas”, admitió, reconociendo tácitamente el reciente escándalo sobre la malversación de fondos federales por miembros de su propio Partido Revolucionario Institucional (PRI) en el estado de Veracruz. “Pero también acordamos (en el pacto) que las diferencias esporádicas no deben poner en peligro las reformas en las que hemos acordado colaborar”.
Crecimiento es prioridad
Mientras tanto, el crecimiento económico más rápido es una prioridad fundamental, “ya que es la mejor manera de abordar los problemas de la pobreza y de la desigualdad”. El objetivo central de un proyecto de reforma financiera, agregó, “es generar más crédito y más barato para todos”. Una política que permite y estimula más competencia genera una “economía más democrática”. Siempre discreto, sin embargo, dijo que una reforma fiscal prevista para este verano “está todavía en curso de desarrollo”.
El éxito de las reformas ha convertido a México en un favorito de los inversionistas, a pesar de que la perspectiva de mayores tasas de interés en EEUU ha golpeado al peso en lo que va del mes. La economía creció sólo un 0,8% en el primer trimestre, pero Peña Nieto explicó que la desaceleración se debió en parte al proceso de aclimatación de su nuevo gobierno con respecto al manejo del presupuesto. “La caída en el gasto público será temporal. Esperamos un crecimiento del 3,1% este año”, anticipó.
Peña Nieto muestra un espíritu integracionista similar en materia internacional. Al comentar sobre la reciente visita de Xi Jinping, el primer ministro chino, dijo: “la primacía de la relación de México con EEUU es histórica y obvia, sin embargo, reconocemos a China como una potencia global. Es por ello que México dará a China una atención especial, sin dejar de lado a EEUU o América Latina, por supuesto”.
Incluso en temas complicados, Peña Nieto resta importancia a las diferencias. “México no está a favor (de la legalización de las drogas). Pero si después de un debate integral y hemisférico se llegase a esa decisión, entonces México la acataría”.