John Key ha derrotado al partido laborista en tres elecciones consecutivas en Nueva Zelanda. Ahora uno de los primeros ministros más exitosos de la centro derecha se enfrenta a una clase de adversario probablemente más ruda: ratas, zarigüeyas, armiños, comadrejas y otras especies invasoras.
El ex banquero de Merril Lynch convertido en político lanzó un ambicioso plan para erradicar a todos los depredadores no nativos de Nueva Zelanda antes de 2050.
Key estimó que estas pestes cuestan a la industria agrícola del país 3.300 millones de dólares neozelandeses (US$ 2.300 millones) al año, matan a cerca de 25 millones de pájaros nativos anualmente y son la principal amenaza a la fauna nativa.
“Este es el proyecto de conservación más ambicioso intentado en el mundo, pero creemos que si trabajamos juntos como país podemos lograrlo”, dijo Key en el evento de lanzamiento, mientras sostenía una tuatara, un pequeño reptil en peligro de extinción, nativo de Nueva Zelanda.
Su gobierno está inyectando 28 millones de dólares neozelandeses adicionales de financiamiento federal a una iniciativa público-privada que desarrollará tecnologías para combatir plagas, supervisar grandes proyectos de control y atraer inversión privada.
Wellington ya gasta entre 60 millones y 80 millones de dólares neozelandeses en el control de plagas, pero muchas especies nativas, incluido el kiwi -un ave que no vuela y que es el emblema de Nueva Zelanda- están en riesgo.
Nueva Zelanda instala trampas, señuelos envenenados y rejas para combatir a los depredadores, pero el gobierno reconoció que se requerirán nueva tecnologías para lograr completamente su objetivo.
El gobierno se impuso cuatro metas a 2025: la adición de un millón de hectáreas en que se haya suprimido o removido a las plagas; desarrollar avances científicos capaces de eliminar al menos a uno de los mamíferos depredadores de Nueva Zelanda; demostrar que las áreas de más de 20 mil hectáreas pueden estar libres de depredadores sin usar rejas y remover completamente de las reservas naturales de sus islas a todos los depredadores introducidos.
Key dijo que los gatos de familia, como el suyo llamado Moonbeam, estarían a salvo de la ofensiva contra los depredadores, pero advirtió que los gatos callejeros tenían sus días contados. “Los gatos callejeros (...) serán parte del objetivo de la nueva Nueva Zelanda sin depredadores, pero en términos del minino doméstico, aún tienen muchos años por delante frente al fuego hogareño”, dijo.