La inflación en Japón bajó a un mínimo de catorce meses en noviembre, en lo que las autoridades esperan que sea un respiro temporal causado por la brusca caída del precio del petróleo.
La debilitada inflación ha dado algo de alivio a los consumidores, que han enfrentado una presión extra en las finanzas del hogar a causa del incremento en el impuesto al consumo aplicado en abril, el primero en 17 años.
Pero la última caída del índice de precios al consumidor central, a 0,7% en noviembre excluyendo impuestos, desde 0,9% en octubre, causará algunas preocupaciones en el banco central, que ha apostado su credibilidad en alcanzar una tasa de inflación de 2% en un plazo de dos años con un programa de flexibilidad monetaria radical que comenzó en abril de 2013.
Cuando el gobernador del Banco de Japón (BoJ, su sigla en inglés) Haruhiko Kuroda expandió este programa de medidas hace dos meses, dijo que se hacía con un ojo puesto en la caída del precio del crudo, que estaba amenazando la salida de Japón de una "mentalidad deflacionaria" con origen en el final de la década de los '90.
El banco central sigue esperando alcanzar su objetivo de 2% en algún momento hacia fines del año fiscal que comienza en abril, pero alcanzarlo depende también de un comportamiento más agresivo en la fijación de precios y salarios por parte del sector privado.
El club del 2%
El jueves, Kuroda pronunció su discurso anual ante el lobby empresarial más poderoso de Japón, el Keidanren, y urgió a los delegados a unirse a lo que denominó "el club del 2%".
Hay un creciente grupo de compañías actuando bajo la suposición de que la tercera mayor economía mundial ha revertido su curso descendente, dijo el gobernador.
Compañías que tienen la confianza para elevar precios y salarios, y para sacar ventaja de los créditos de inversión más baratos para plantas y equipamiento podrían ser los "ganadores" en esta nueva era.
"Las condiciones financieras favorables en el período de transición no durarán para siempre", dijo Kuroda. "Esta es una gran oportunidad sobre la base de que quien llegue primero será el primer favorecido".
Pero los indicadores sugieren que las expectativas de una inflación más amplia están estancadas, si no en descenso.
El sondeo trimestral del BoJ mostró que los pronósticos de las compañías de elevar el precio de la producción eran más débiles en diciembre que en octubre, en casi todas las industrias.
En el mercado de bonos del gobierno, los rendimientos del papel nominal a diez años cayó por debajo de 30 puntos básicos por primera vez el viernes, mientras que el rendimiento de los bonos de referencia a diez años ligados a la inflación se está transando cerca de sus niveles más bajos desde que fue emitido en octubre de 2013.
El jueves, el Ministerio de Finanzas vendió bonos a dos años con un rendimiento negativo por primera vez en la historia, lo que significa que los inversionistas saben que van a perder dinero cuando los bonos sean canjeados.
Pesimismo deflacionario
"Muchos inversinistas no creen que Japón pueda salir de la deflación", dijo Toshihiko Matsuno, estratega jefe de SMCE Friend Securities en Tokio.
Otros datos publicados el viernes fueron desalentadores para el BoJ y para la administración del primer ministro Shinzo Abe.
El promedio de consumo en los hogares con dos o más miembros cayó 2,5% en comparación con noviembre del año pasado, ajustado por inflación, la octava caída consecutiva.
La producción industrial fue 0,6% más débil que en octubre. Algunos economistas esperan que el BoJ se embarque en otra ronda de medidas de flexibilización durante el segundo semestre, al tiempo que rompe formalmente su calendario aproximado de dos años. Una lectura preliminar del IPC de diciembre en el área de Tokio mostró una inflación central de 0,3% excluidos los efectos tributarios.