Por Anna Fifield
Washington
La presión se ha estado acumulando sobre Barack Obama para que apruebe la construcción del oleoducto Keystone XL, con los legisladores de ambos lados del espectro diciendo que el postergado proyecto es crucial para la creación de empleos.
Pero mientras el presidente de EEUU viajó al Laboratorio Nacional Argonne en Illinois el viernes para tratar de vender su “proyecto para un futuro con energía limpia y segura”, lo que faltó fue alguna mención al oleoducto, diseñado para transportar petróleo desde Canadá al Golfo de México.
El plan de Obama, que destaca la necesidad de desarrollar energías alternativas y de estimular una mayor eficiencia energética, gira en torno a una propuesta de tomar US$ 2 mil millones durante diez años de los ingresos federales provenientes de los contratos de arriendo de los campos de petróleo y gas para financiar investigaciones sobre los vehículos eléctricos y con biocombustibles.
Con la paciencia acabándose sobre Keystone, los republicanos presentaron un proyecto el viernes que permitiría al Congreso evitar al presidente y aprobar el oleoducto, una medida que acompaña a un proyecto bipartidista presentado por senadores demócratas el jueves.
“El apoyo bipartidista continúa creciendo para este proyecto que genera empleos”, afirmó Marty Durbin del Instituto Estadounidense de Petróleo, que ha estado haciendo lobby por la iniciativa. “Miles de estadounidenses altamente calificados tendrán trabajo inmediatamente si Keystone XL es aprobado”.
El oleoducto es rechazado por defensores del medioambiente críticos de la dependencia de EEUU del petróleo.
La administración Obama ha pospuesto tomar una decisión sobre el oleoducto, a pesar de que el departamento estatal ha emitido una evaluación medioambiental diciendo que el oleoducto no causaría daño medioambiental, como se temía. Las autoridades en Nebraska también han aprobado una parte del oleoducto que atraviesa el estado.
Gente cercana a la Casa Blanca asegura que es inevitable que el mandatario apruebe el proyecto, dados los trabajos que creará y el hecho de que EEUU está experimentando un auge en el crudo y el gas, uno de pocos puntos positivos de la mayor economía del mundo.
En su discurso del Estado de la Unión el mes pasado, Obama declaró que quería convertir al país en un “magneto” de empleos manufactureros de alta tecnología.
“Ningún área tiene más promesas que nuestras inversiones en la energía estadounidense”, expresó.
Sin embargo, aprobar el oleoducto requeriría que calme a los ambientalistas, quizás aplicando duros nuevos estándares de emisiones a las estaciones de carbón, además de las regulaciones sobre las nuevas plantas.
El proyecto que el demócrata delineó el viernes enfatizó los tipos de energías renovables que los ambientalistas apoyan, lo que podría ser un gesto hacia estos electores antes de una decisión.
El plan es fuerte en energías alternativas, estableciendo el desafío de duplicar la generación de electricidad renovable en 2020 y llamando al Congreso a hacer permanente el crédito fiscal de producción de energía renovable.