Por Quentin Peel
en Berlín
El gobierno alemán insistió ayer en que Grecia debe cumplir con las condiciones de reforma y austeridad acordadas en su paquete de rescate de 130 mil millones de euros (cerca de US$ 170 mil millones), pero Berlín no rechazó de plano que se haga algún tipo de cambio de los términos de pago de deuda que enfrenta el país.
Angela Merkel, la canciller alemana, se reunirá con el primer ministro griego, Antonis Samaras, en una reunión bilateral en Berlín la próxima semana, en la cual “todo se puede poner sobre la mesa”, explicó el portavoz de la canciller, Steffen Seibert.
Pero enfatizó que la postura de Alemania, al igual que la de Europa, se basa en que Grecia cumpla con el memorando de entendimiento acordado por Atenas con la Comisión Europea, el Banco Central Europeo (BCE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI).
No obstante, el ministro de Relaciones Exteriores de Alemania y ex vice-canciller, Guido Westerwelle, sugirió que el calendario del plan de rescate podría ser re-examinado, en parte, para que se pueda recuperar el tiempo perdido durante las dos últimas campañas electorales griegas.
Estas son las reacciones de ambos personeros en respuesta a la reciente publicación de Financial Times sobre una propuesta del gobierno griego de una prórroga de dos años para su programa de austeridad, que Samaras le presentaría a Merkel cuando se reúnan el 24 de agosto.
La postura oficial del gobierno alemán es que nada se decidirá hasta que la troika formada por funcionarios de la Comisión Europea, el BCE y el FMI, terminen su informe sobre los progresos y los retrasos del programa de reforma griega, que se espera sea en septiembre, o incluso más tarde.
Lo que suceda después se basará en lo que diga ese informe. La firme postura pública de Merkel ocurre en el contexto de un intenso debate político en Alemania, en el cual la potencial salida de Grecia de la eurozona ha sido fuertemente debatida. Líderes políticos de su coalición de centro-derecha dicen que la posibilidad de que se apruebe más dinero para Grecia en el Bundestag es muy baja, sobre todo por la bancada oficialista en el parlamento.
En una entrevista con la revista Der Spiegel, Westerwelle sostuvo que “cambios no sustanciosos” en el programa de reforma sería aceptable.
La canciller no se ha manifestado en contra del llamado de Grecia de abandonar la moneda común. El rechazo más fuerte proviene de la Unión Social Cristiana en Bavaria, partido hermano de la Unión Demócrata Cristiana de Merkel.
El vice-canciller, ministro de Economía y líder de los liberales Demócratas Libres, Philipp Rösler, partido que es socio minoritario en la coalición de gobierno, advirtió que la idea de una salida de Grecia del bloque ya no daba “miedo”. Sin embargo, en la oficina de la canciller piensan que el alarmismo no es útil en la búsqueda de una solución a la crisis de la deuda.