El presidente francés, Nicolas Sarkozy, reunirá mañana en París a los jefes de Gobierno de Alemania, Italia y
Reino Unido en busca de una posición común para afrontar la crisis
financiera, que no contempla la materialización de un fondo europeo
para salvar eventualmente al sector financiero.
El primer ministro francés, François Fillon, que también
participará en este encuentro de los cuatro países europeos del G-8,
avanzó hoy que Sarkozy recordará "que la única salida de la crisis
es colectiva".
Fillon subrayó que se trata de evitar que caiga en el abismo "un
sistema que se ha vuelto irresponsable" y para ello París propondrá
que la Unión Europea "dé seguridad a sus sistemas bancarios,
descongele el crédito y coordine su estrategia económica y
monetaria".
Además de Sarkozy, Merkel, Berlusconi y Brown, en la reunión de
París estarán los presidentes de la Comisión Europea, José Manuel
Durao Barroso, el del Banco Central Europeo, Jean-Claude Trichet, y
el del Eurogrupo, Jean-Claude Juncker.
Se reconoce que se ha renunciado a la idea -de la
que ahora nadie reclama su paternidad- de un fondo europeo para
salvar el sistema bancario, a imagen del "plan Paulson" en Estados
Unidos, después de la oposición frontal de Alemania.
La canciller alemana, Angela Merkel, fue una de las primeras en
reaccionar a la filtración por Francia de una iniciativa para un
fondo común que podría estar dotado de 300.000 millones de euros, al
descartar de forma tajante "firmar un cheque en blanco a todos los
bancos, hayan actuado de forma responsable o no".
Merkel hizo saber que prefiere una acción adaptada caso por caso
y tratada por cada país, una idea que comparte con el primer
ministro británico, Gordon Brown, que sin embargo ha levantado sus
reticencias iniciales a la convocatoria de mañana y no ve con malos
ojos algún tipo de coordinación a nivel europea frente a la crisis.
El primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, en la línea más
bien proteccionista de su actual Gobierno, ya ha anunciado que
cuando su país presida el G-8 el año próximo pretende establecer
"una lista de reglas que creen un clima jurídico más riguroso y
moral" en el sistema financiero internacional.
También Sarkozy quiere aprovechar el descalabro financiero en
Estados Unidos, cuyo sistema liberal ha permitido altos riesgos al
mercado crediticio que ahora paga todo el mundo, para imponer un
nuevo modelo de regulación internacional.
Eso incluiría limitaciones estrictas a las ventas al descubierto
de valores financieros, nuevas normas contables, reglas de control
para el trabajo de las agencias de calificación o encuadrar la
remuneración de los directivos de empresas.