Las cifras oficiales del Producto Interno Bruto de Colombia en el segundo trimestre se entregarán recién a mediados de septiembre, pero otros datos económicos para el período abril-junio muestran un desempeño desigual en los principales sectores del país. En general, se espera que la economía haya registrado un crecimiento positivo, apoyado por un sólido gasto de los consumidores y del gobierno y un desempeño positivo de las actividades no relacionadas con el comercio. Sin embargo, restricciones estructurales siguen afectando a ciertas industrias y podrían tener un efecto perjudicial en el potencial de crecimiento de largo plazo de Colombia si no se solucionan.
Según el Indicador de Seguimiento a la Economía (ISE), un nuevo índice de tendencia lanzado por el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), la actividad económica se expandió 4,9% año anual en términos ajustados estacionalmente. En los primeros cinco meses el indicador registró un crecimiento de 5,3%, subrayando el impulso positivo de la economía y, particularmente, de la construcción, agricultura y servicios personales.
Razones de optimismo
Pese a que el sector agrícola como un todo ha tenido un buen desempeño este año, el crecimiento del sector del café se ha desacelerado rápidamente desde el segundo trimestre. Según cifras de la Federación Nacional de Cafeteros (Fedecafe), la producción subió 30% anual entre enero y marzo, pero bajó 14% en abril, sólo para recuperarse gradualmente en mayo y junio. Esto ha significado que el crecimiento de la producción cafetera en el segundo trimestre fue plano, en parte debido a cambios en los patrones climáticos. Sin embargo, los ingresos de la producción cafetera se mantuvieron altos entre enero y junio, elevándose 30%. Esto ha impulsado los ingresos de más de 500 mil hogares y ha apoyado un mayor consumo privado.
La sólida demanda doméstica, a su vez, ha beneficiado las ventas minoristas. Excluyendo los alimentos, las ventas de retail ajustadas estacionalmente se expandieron 8,5% anual entre enero y junio, comparado con un crecimiento de 4,2% para todo 2013. Sin embargo, los datos de junio fueron decepcionantes, con las ventas minoristas subiendo sólo 2,2% anual, según el DANE.
La desaceleración refleja las caídas en las ventas de combustible (que descendieron 4,1% anual), vehículos (4,0%) y ropa y textiles (3,1%). La evidencia anecdótica sugiere que la participación de Colombia en la Copa Mundial de Fútbol (que se realizó en Brasil entre mediados de junio y mediados de julio) desalentó la compra de bienes durables y también redujo la demanda por transporte (ya que bajaron las horas laborales). Sin embargo, dado que estos son factores transitorios y que la confianza de los consumidores se mantiene alta, es probable que las ventas minoristas comiencen a repuntar a partir de julio.
Señales mixtas
Los datos del DANE también muestran que el área autorizada para nuevos desarrollos creció 6,2% año sobre año en junio, en línea con un alza de 90% anual en los proyectos no inmobiliarios (principalmente oficinas y espacio de retail), lo que más que compensa un retroceso de 18% en los permisos para nuevas viviendas. Este último refleja una caída en el número de pedidos para Viviendas de Interés Social (VIS), que cayeron 68% a medida que el gobierno terminó la solicitud de permisos para su programa de donar 100 mil viviendas para familias pobres. El desvanecimiento gradual del programa de viviendas públicas ha significado que el área autorizada para todo tipo de viviendas bajó 13% año sobre año en el segundo trimestre. Sin embargo, los permisos totales para todo tipo de proyectos –inmobiliarios y no inmobiliarios– registraron un crecimiento positivo de 6,1% anual en el primer semestre, ayudando a crear nuevos puestos de trabajo.
Pese a las buenas noticias en muchos frentes, algunos sectores siguen sufriendo problemas. Esto queda resaltado por el pobre desempeño del índice de producción industrial del DANE. Excluyendo la trilla de café, la manufactura descendió 0,3% año sobre año en el segundo trimestre, en comparación con un crecimiento de 4,4% entre enero y marzo. Los efectos de base han jugado un rol, pero temas estructurales también son un factor subyacente, incluyendo la falta de competitividad de ciertas industrias.
En junio, la producción manufacturera bajó 0,6%, con 21 de los 44 subsectores encuestados registrando una contracción. La actividad de las refinadoras de petróleo registró la mayor caída del mes (15% año sobre año), ya que una de las mayores refinerías del país se mantiene suspendida mientras se le realiza una restauración. El sector de ropa también mostró un descenso similar, reflejando importaciones más baratas del extranjero, el resultado de un peso más fuerte y del contrabando. En el lado positivo, las actividades relacionadas con el procesamiento de comida sigue teniendo un buen desempeño, subrayando una nueva área de fortaleza para la economía de Colombia.
Deterioro comercial
Quizás la tendencia más problemática en el pasado reciente ha sido la rápida pérdida de impulso en los sectores exportadores del país, subrayando un deterioro en los términos de intercambio de Colombia y limitando los esfuerzos por diversificar la economía. Según el DANE, las exportaciones se han contraído en cada mes desde febrero, con los envíos totales bajando en promedio 4,5% en el primer semestre. En junio las exportaciones se contrajeron 4,1%, principalmente como resultado de una caída de 3,0% en los ingresos petroleros (que representan 56% de las exportaciones totales y ha sido golpeado por un descenso de la producción), además de una caída de 11% en bienes tradicionales como manufacturas básicas y oro.
Recuperar la competitividad exportadora en el corto y mediano plazo será desafiante, pese a un acceso mejorado a los mercados a través de una serie de nuevos Acuerdos de Libre Comercio (TLC) firmados en los años recientes.
Dicho eso, a diferencia de otros países andinos que están experimentando una marcada desaceleración económica, Colombia parece estar soportando bastante bien un ambiente externo adverso. El mercado doméstico relativamente grande del país y la necesidad de desarrollo de infraestructura han creado un potencial de inversión significativo. Combinado con políticas macroeconómicas sólidas, esto se trasladará en un crecimiento sólido del PIB en el corto y mediano plazo.