Presión sobre el yuan replantea controles de capital en China
La liberalización financiera está en duda por los flujos de salida.S
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En Economist Intelligence Unit hemos sido pesimistas durante mucho tiempo sobre gran parte de la agenda de reformas actual del gobierno chino, pero hasta hace poco parecía que la liberalización financiera era un punto de luz en un registro de otra forma mediocre. La liberalización de las tasas de interés, del tipo de cambio y controles de capital, liderados por los tecnócratas del Banco Popular de China (PBOC, su sigla en inglés), ha progresado bien. Sin embargo, un alza en la salida de capitales está forzando al emisor a endurecer los controles otra vez, generando dudas de si el gobierno tiene que decidir si retroceder, incluso en esas reformas.
Aunque otras reformas, en particular las del sector inmobiliario, han decepcionado en los últimos dos o tres años, las autoridades chinas han seguido adelante con la liberalización financiera. Esto ha dado esperanza a muchos críticos de la agenda del gobierno sobre la base de que estas reformas acabarían por crear presión que obligaría a reformar otros frentes.
Sin embargo, los esfuerzos erróneos de las autoridades para apoyar el mercado de valores en 2015 y 2016 han generado cuestionamientos sobre si el gobierno debería en su lugar girar hacia otra dirección, volver a la intervención de la economía, y abandonar la declarada intención de permitir a las fuerzas del mercado tener más influencia en repartir los recursos en la economía.
Tipo de cambio
El temor sobre la dirección de la política del gobierno se ha intensificado en los últimos meses a medida que el yuan ha estado sometido a presiones bajistas. Han sido seis meses de volatilidad para la política cambiaria china. En agosto de 2015, el PBOC ajustó el mecanismo por el cual fija la tasa de paridad diaria de la divisa -la tasa que permite que el yuan fluctúe frente al dólar- hasta en 2% diario. Al indicar que la tasa se establecería en función del cierre del día anterior, el central quería mostrar que permitiría al mercado una mayor influencia en la fijación del tipo de cambio. En la práctica, ha continuado liderando la intervención para guiar el nivel de cierre y, poco después, tuvo que redoblar sus esfuerzos para controlar el tipo de cambio después de que se hundiera frente al dólar tras la introducción del cambio. La mala comunicación por parte del PBOC sobre los cambios que aplicó contribuyó a la volatilidad.
La introducción del yuan en la canasta de divisas con derechos de giro especiales del Fondo Monetario Internacional en noviembre también generó mucha especulación sobre el valor del yuan. Algunos argumentaron que esto llevaría a una depreciación de la divisa, mientras que otros sostuvieron que su ingreso en la canasta haría que se apreciara al aumentar la demanda.
Sin embargo, resultó ser más importante el anuncio del PBOC de diciembre sobre que su departamento responsable de la negociación interbancaria y el mercado de divisas (China Foreing-Exchange Trade System, CFETS) publicaría un tipo de cambio ponderado por comercio para ayudar a guiar las expectativas del mercado para las fluctuaciones del yuan.
Esto señaló que el banco central se alejaba de la gestión del yuan frente al dólar hacia un sistema de cotización frente a una canasta de divisas y parece haber sido la fuerza impulsora de otra ola de rápida depreciación del yuan frente al dólar a principios de enero.
Fundamentos externos sólidos
La presión bajista sobre el tipo de cambio yuan-dólar es de alguna manera sorpresiva, dada la robusta posición externa que retratan las estadísticas oficiales de China. Los datos de la Administración Estatal de Divisas muestran que el superávit en la cuenta corriente sigue siendo grande, US$ 208.900 millones en los primeros nueve meses de 2015.
El ingreso de inversión directa neta en el mismo período fue de US$ 98.800 millones, más que compensando la salida de recursos neta de US$ 41.300 millones del portafolio de inversión. Estos datos podrían sugerir que el capital está fluyendo hacia China.
La realidad es que el país ha experimentado una gran salida de capitales, una tendencia evidente por la caída de US$ 513.200 millones en las reservas de divisas en 2015. Esto refleja en parte el ahorro previamente cautivo en China moviéndose hacia el exterior como parte de un largamente retrasado proceso de diversificación, ahora que los controles de capital se han aflojado. (Parte de este efectivo podrían ser ganancias corruptas que los residentes están tratando de esconder en el extranjero fuera del alcance del fisco).
La salida también refleja una pérdida de confianza sobre las perspectivas económicas, así como los bajos rendimientos disponibles en China después de los recientes recortes de la tasa de interés. Los residentes creen que el yuan se debilitará, y están moviendo dinero hacia activos en moneda extranjera para protegerse de potenciales pérdidas.
Este cambio especulativo de activos fuera del yuan es una gran preocupación para el PBOC. Sólo haría falta que cerca de 67 millones de los 1.400 millones de residentes en China utilizaran sus yuanes para comprar el máximo de US$ 50.000 que cada uno puede cambiar al año para drenar las enormes reservas del país de US$ 3,3 billones (millones de millones). El peligro fue subrayado por la caída de US$ 107.500 millones en las reservas en diciembre.
Revertir liberalización
Además de intervenir el mercado a través de la venta de dólares, el PBOC también ha apoyado el yuan revirtiendo de manera informal algunas de las liberalizaciones de transacciones de la cuenta de capital, con particular foco en las salidas. La lucha contra la sobrefacturación comercial (donde los comerciantes manipulan el precio de transferencia para especular con el valor de la divisa) se ha renovado.
Los bancos de compensación de yuanes se han visto forzados a introducir un sistema de requerimientos de reserva para los depósitos en moneda local, de los que antes estaban exentos, con el objetivo de hacer más difícil la especulación contra la moneda. En enero un banco suizo confirmó que el banco central había suspendido las ventas de productos en el extranjero en el marco del programa de inversionistas locales cualificados para prevenir la fuga de yuanes al extranjero. Los reguladores también han emitido, fuera de registro, guías para que los bancos limiten las compras de divisa extranjera a clientes individuales y corporativos.
Este tipo de retroceso limitado de la liberalización de la cuenta de capital no es necesariamente un problema para la economía en general. De hecho, el gobernador del banco central de Japón, Haruhiko Kuroda, hizo un llamado al PBOC a fines de enero para que fuera más allá en la introducción de restricciones sobre la cuenta de capital para restaurar la confianza. Muchos gobiernos asiáticos han instalado restricciones temporales sobre las salidas de capital o entradas en momentos de intensa especulación del mercado. La evidencia dice que, siempre que estos sean bien pensados, su impacto económico a largo plazo puede ser positivo. Sin embargo, depende mucho de la forma en que se introduzcan; los controles de capital mal gestionados a veces pueden avivar más el pánico.